5 octubre 2016. Témporas de acción de gracias y de petición – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración hoy encomendándonos al Espíritu Santo con la Secuencia de Pentecostés, una de las oraciones más antiguas de la Iglesia (como la fiesta que hoy celebramos) y que me parece de una belleza espectacular. Ojalá llegásemos a sabérnosla de memoria, así podríamos invocar al Espíritu Santo con las mismas palabras con las que la Iglesia lo hace desde hace siglos en cualquier momento del día, al empezar a escribir la Oración del Militante, al embarcarnos en un proyecto, al llegar a una reunión…etc. Tenemos que convencernos de verdad de la eficacia de la oración, no es lo mismo desear suerte a alguien antes de un examen que decirle un “rezaré por ti” (y acordarte luego de hacerlo, claro).
Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.  Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse  y danos tu gozo eterno. Amén.
Hoy es un día muy especial de la vida de la Iglesia y, si acudimos al Misal, podemos encontrar el porqué de esta fiesta: «Las Témporas —dice el Misal— son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual».
Así las cosas, os propongo para la oración de hoy meditar sobre un precioso himno de la Liturgia de las Horas que es de una belleza increíble:
Te está cantando el martillo
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!
Quién diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
Si con esto nos es suficiente bienvenido sea, si no, os propongo algunas ideas:
  • Dice la lectura: “Y no digas: ‘Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas.’". Hoy es un día muy bueno para plantearnos ciertas preguntas. ¿Vivo agradecido por todo lo que tengo? ¿Qué dones me ha regalado el Señor? ¿Los pongo a su servicio y con humildad digo “no a nosotros Señor, sino a Tu Nombre sea dada la gloria” o me creo que yo me he dado lo que tengo? ¿Doy gracias cada día por el don de la vida, las amistades, el trabajo y todo aquello que el Señor me regala?
  • Dice Carlos Carreto en “Cartas del Desierto”: «Todo el peso del mundo descansaba sobre Cristo Crucificado. Yo no era nada, absolutamente nada. No había querido creer en las palabras que hacía dos mil años había dicho ya Jesús: “Vosotros, cuando hayáis hecho lo que se os haya ordenado, decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’ (Lc 17,10)”. ¡Siervos inútiles!». Ser agradecido pasa, muchas veces, por ser humildes, el que se cree que él se ha ganado todo es un orgulloso, no es capaz de agradecer esos pequeños detalles. Así, ¿damos gracias, como Abe, por nuestras miserias? “Qué difícil es creer que miserias son gracias muy serias que matan el yo”.

Disfrutemos hoy de un día de acción de gracias y aprovechemos para pedirle al Señor, en confianza, que cuide Él de todos esos proyectos y personas que Él ha puesto en nuestras manos este curso. “Porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.”
“…que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde.”


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