Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 1-4)
Hermanos: Si queréis darme el consuelo
de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis
entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes
con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por
ostentación, considerando por la humildad a los demás superiores a vosotros. No
os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.
Salmo responsorial (Sal 130, 1. 2. 3)
R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.
Señor, mi
corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad. R.
no pretendo grandezas que superan mi capacidad. R.
Sino que
acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre;
como un niño saciado así está mi alma dentro de mí. R.
como un niño saciado así está mi alma dentro de mí. R.
Espera Israel
en el Señor ahora y por siempre. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14, 12-14)
En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de
los principales fariseos que lo había invitado: «Cuando des una comida o una
cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los
vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des
un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado,
porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».