El evangelio de hoy tiene un punto enigmático y sorprendente. Parece que
Jesús vacila un poco a sus vecinos. Recuerda a la frustración de un entrenador
cuando un jugador de su equipo hace un jugadón y falla en la definición contra
el portero. Le sale lo difícil y cuando llega lo más fácil la pifia. Algo así.
Sabéis leer los signos de la naturaleza, dice, pero no comprendéis
vuestro interior. Entendéis cosas que requieren observación y experiencia, pero
no sois capaces de descubrir qué es lo que busca vuestro corazón, como conducir
vuestra vida.
Pero no nos deja tirados. Nos da la solución. Hay que ser pillos, espabilados, buscar solución a los problemas con sentido común, con inteligencia, y actuar. No quedarnos contemplando la vida, reflexionando y debatiendo posibles soluciones a los problemas. El evangelio de hoy nos dice que la vida es sencilla, que vivamos, que miremos en nuestro interior y escuchemos la voz de Dios que nos guía y que sigamos adelante. Vamos a por el día.