Más que unos puntos, ofrezco unas claves de lectura
que puedan iluminar la Palabra:
1. Cuando se acerca el
final del año litúrgico (en Adviento comienza en nuevo Año Litúrgico), las
lecturas empiezan a tomar una dimensión apocalíptica en el sentido cristiano:
el fin del mundo como lo conocemos, en el que Cristo triunfante nos hará entrar
a su gloria. La carta a los romanos expresa esta realidad: estamos llamados a
la gloria, incluso la creación ansía el momento en el que Cristo reúna en la
gloria todo lo creado (eso es recapitular: poner todo bajo Cristo Cabeza, donde
nosotros somos sus miembros).
2. El Reino de Dios en
teología (que no debe ir desvinculada de nuestra oración y espiritualidad)
siempre se ha identificado con Cristo. Cristo es quien está llamado a crecer en
nosotros y en el mundo, en el que estamos llamados a “anidar”.
3. Uniendo los dos puntos anteriores: la plenitud del Reino es cuando Cristo se muestre en gloria, resucite la carne, transfigure nuestras heridas, triunfe definitivamente en nuestra debilidad. Leamos y recemos la Palabra en estas claves: llamados a la gloria, en comunión con Cristo Triunfante y Vencedor.