La elección de un hombre, la elección de una mujer por parte de Dios
siempre es para beneficio de todos los hombres y mujeres. Dios no nos ha
escogido a cada uno de nosotros sino en función de todos los que Él quiere
salvar.
Hoy en esta oración, ya cercana a la gran fiesta de todos los santos,
tenemos que suplicar sentirnos elegidos para creer en Jesucristo, sentirnos muy
amados de Dios Padre que nos ha manifestado todo su Amor en su Hijo Jesús, en
quien creemos y a quien seguimos. Lo seguimos desde la confianza, no desde la
sospecha ni la duda. Lo seguimos porque hemos conocido su Amor y lo palpamos
cada día cuando nos invita a compartir su pan; y, es verdad, que hoy, si tengo
la gran gracia de recibirle en la comunión, Jesús entra en mi casa y llena todo
mi corazón.
Pero, no puedo olvidar que ser tan amado de Jesús es para que otros muchos le conozcan, le amen y le sigan. Por tanto, cuando tenga a Jesús en mi casa, le diré que estoy dispuesto a hacer y sufrir todo lo que disponga para que su gracia sea fecunda, y que quiero, en consecuencia, que salgamos juntos a vivir según la voluntad del Padre, porque solo así su gracia llegará a plenitud para la salvación de los demás.