25 octubre 2010, lunes de la 30ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

A la luz de los textos que nos propone hoy la liturgia, te propongo tres puntos que pueden encarrilar tu oración hoy.

1º.- Nuestro Dios es un Dios que salva. Dios es el más interesado en salvarnos. Toda la historia de la humanidad está enfocada a este propósito. Cristo ha muerto por nosotros y por nuestra salvación. Dios quiere que todos los hombres se salven y que alcancen la vida eterna.

2º.- Dios posee un corazón tierno y se apiada de nosotros. Por eso prefiere a los más débiles; se acerca a los pecadores y se insinúa con delicadeza. Vio a una mujer encorvada desde hacía 18 años y le entró compasión: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”, Tienes que sentir en esta mañana que Dios se fija en ti, que te ve tan débil y se apiada de ti. Quizás llevas muchos años encorvado por el peso de tus miserias; mira a Jesús y pídele: Señor apiádate de mí y cúrame.

3º.- En tercer lugar, tienes que ser consciente de que eres Hijo de Dios. El precio que ha pagado el Señor para hacernos hijos de Dios ha sido muy alto: su crucifixión, muerte y resurrección; y todo esto no ha sido en vano, sino que nos ha metido de una forma muy especial en la familia de Dios hasta ser sus hijos y por tanto somos herederos de Dios, coherederos con Cristo. Por lo tanto, ya no podemos ser siervos de nada ni de nadie y podemos gritar con fuerza: “Abba, Padre”. 

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