Primera lectura
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Romanos (8, 12-17)
Hermanos:
Somos deudores, pero no de la
carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero
si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Cuantos se dejan llevar por el
Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido un
espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un
Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!».
Ese mismo Espíritu da testimonio
a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él,
seremos también glorificados con él.
Palabra del Señor
Salmo Responsorial
Sal 67, 2 y 4. 6-7ab.
20-21
R. Nuestro Dios es un Dios que salva.
Se levanta Dios, y se dispersan
sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría. R.
Padre de huérfanos, protector de
viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R.
Evangelio
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas (13, 10-17)
Un sábado, enseñaba Jesús en una
sinagoga.
Había una mujer que desde hacía
dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin
poderse enderezar de ningún modo.
Al verla, Jesús la llamó y le
dijo:
«Mujer, quedas libre de tu
enfermedad».
Le impuso las manos, y en seguida
se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga,
indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:
«Hay seis días para trabajar;
venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y
dijo:
«Hipócritas: cualquiera de
vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre y lo lleva a
abrevar?
Y a esta, que es hija de Abrahán,
y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal
ligadura en día de sábado?».
Al decir estas palabras, sus
enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las
maravillas que hacía.
Palabra del Señor.