La oración es soledad y compañía de Dios, en silencio y con amor,
mirando con el corazón de Dios, en fe y con esperanza.
El amor está más en dar que en recibir. El amor está más en las obras
que en las palabras. Cuando decimos que está más en dar que en recibir es
porque el amor siempre se contagia, siempre contagia, y es recibido por el
amado. Y cuando decimos que más en las obras que en las palabras es porque el
amor siempre da vida, hace crecer.
¡Señor, nos pides que llevemos el yugo de tu Evangelio! Ciertamente, a
veces nos parece muy pesado, porque nos exige vivir algunos valores y actitudes
que nos resultan difíciles de asumir. Pero cuando nos ponemos en tus poderosas
manos, descubrimos que es bastante fácil, mucho más de lo que pensábamos al
comienzo. ¡Jesús, te agradezco que pongas sobre mi corazón el ligero yugo de tu
Evangelio!
“La misericordia del Señor dura siempre para aquellos que le temen”.
¡Cuántas veces se nos hace pesada la cruz! Pero sabemos que sin Ti la
cruz es más pesada. Contigo se hace suave.
Pidamos a Santa Teresita del Niño Jesús hacernos como niños, ella que
vivió esa infancia espiritual. Así conoceré mejor al padre. El cansancio será
aliviado por Jesús. Estando con Él, mi yugo es llevadero y la carga más ligera.
Sagrado Corazón, de ti yo sí me fio...
Os comparto su bello poema a Él dedicado en 1895, y que escribió a su
hermana, María del Sagrado Corazón.
«Yo
quiero un corazón ardiente de ternura
Que
me sirva de apoyo sin jamás vacilar,
que
todo lo ame en mí, incluso mi pobreza…,
que
nunca me abandone, ni me olvide jamás ».
Cómo
me has comprendido, único Amigo que amo,
Mi
corazón robaste, haciéndote mortal
Y
vertiendo tu sangre, ¡oh supremo misterio…!
Y
aún vives desvelado por mí sobre el altar.
Mi desterrada alma, al dejar esta vida,
quisiera
hace un acto del más sincero amor;
y
enseguida, volando a tu Patria del cielo,
tomar
como morada tu Sacro Corazón.