6 junio 2023, martes de la 9ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Con estas palabras, Jesús sale airoso de una trampa de la que parece que no tenía escapatoria: si decía que no había que pagar impuestos, le acusaban a los romanos; si decía lo contrario, aparecía como amigo de los romanos y enemigo de su propio pueblo, que solo reconocía a Dios como Rey. El Maestro enseña a dar a cada cual lo que le corresponde y nos da una gran enseñanza para sus discípulos: el cristiano es a la vez ciudadano de este mundo y ciudadano del cielo. El Concilio Vaticano II invita a los fieles laicos a vivir en unidad esta doble pertenencia: “aprendan a distinguir con cuidado los derechos y deberes que les conciernen por su pertenencia a la Iglesia y los que les competen en cuanto miembros de la sociedad humana. Esfuércense en conciliarlos entre sí, teniendo presente que en cualquier asunto temporal deben guiarse por la conciencia cristiana” (LG 36).

En la primera lectura vemos el ejemplo de Tobit, que practicaba las obras de misericordia, cómo busca proceder con justicia y honradez en todos los asuntos. La desgracia que le ha ocurrido le llevará a pedir al Señor que le lleve de este mundo, pero Dios escuchará su oración de otro modo, mostrando una providencia admirable, pues Dios es infinitamente generoso.

“Dad a Dios lo que es de Dios”: como la inscripción de la moneda es la imagen del César, la imagen que lleva grabado el hombre en su ser es la de Dios su Creador. Por tanto, dar a Dios lo que es de Dios es también que mi vida sea para Dios, que mi obrar sea para su gloria y que mi corazón viva para alabarle y adorarle. Bellamente seguía diciendo el Concilio que “los laicos, como adoradores que en todo lugar actúan santamente, consagran el mundo mismo a Dios (LG 34). Hoy quiero vivir dando al césar lo que le pertenece, cumpliendo con mi deber al servicio de mis hermanos y dar a Dios lo que es Dios: mi libertad, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. “Vos me lo disteis y a Vos Señor lo torno. Todo es vuestro”. El corazón del justo está firme en el Señor (Salmo 111).

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