Hoy el evangelio nos narra un pasaje que describe a la perfección como
somos. A nosotros, al igual que los labradores o los fariseos, muchas veces nos
cuesta ver la verdad o aceptar lo que Dios nos propone. Detrás de eso puede
haber mil causas: orgullo, egoísmo, miedos, soberbia, etc. Hoy os invito a
hacer oración desde ahí, desde nuestra fragilidad. Todos sabemos qué es lo que
en tantas ocasiones cierra nuestros oídos o disminuye nuestra voluntad para
acercarnos hacia Dios. Y si no, es un buen momento para adentrarte a buscarlo.
Después simplemente dialoga con Jesús, cuéntale tus desesperaciones, tus
intentos fallidos de mejorar, tus dudas, simplemente habla y luego, más
importante todavía, ponte a la escucha.
Para terminar, simplemente relee esta frase del evangelio: «Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.» Recuerda que Dios también puede hacer milagros contigo. No te olvides de dedicar un momento final a nuestra madre la Virgen.