Llegamos al final de curso y nos despedimos hasta septiembre con el
propósito firme de reservar un tiempo para la oración durante estos días de
descanso (incluso más largo). El Señor le dijo a Abrahán y nos dice ahora a
nosotros que guardemos su alianza. No es momento de cerrar nuestra relación con
Dios como cerramos los libros de texto, las carpetasde apuntes o los informes de trabajo. Además, le hace una promesa: que Sara, su mujer ya anciana,
tendrá un hijo y su descendencia será fecunda. A nosotros también nos promete unos días fecundos si guardamos su alianza. Podemosdesconfiar como Abrahán, pues el calor, el ocio, el descanso mal planificado, son dificultades para mantener despierto el
espíritu, pero el Señor es fiel a su promesa y si guardamos su alianza
rezaremos como dice el salmo 127: Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Contamos con mucha ayuda para seguir este camino: campamentos, convivencias, retiros y ejercicios espirituales, la Jornada Mundial de la Juventud…
Vamos a pedir al Señor que haga fecundo este verano cargado de momentos fuertes para crecer y fortalecer nuestra alianza. Se lo pedimos con humildad,
como el leproso del evangelio: si quieres… Y seguro que Jesús
derramará toda su gracia sobre nosotros.
Escuchemos cómo nos dice: ¡Quiero!
Que Santa María nos ayude a permanecer fieles a la alianza con Cristo y que su ejemplo en la Visitación nos estimule para salir de nosotros mismos en este
tiempo fecundo que comenzamos.
Feliz verano.