1. Oración preparatoriahacemos
la señal de la cruz y nos ponemos en pie en presencia de Dios. Invocamos la
ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de
Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean
puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)
2. Petición:
muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz
para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
3. Puntos para orar 1:
Hoy celebramos a dos apóstoles del siglo IX: Cirilo y Metodio. Eran hermanos de
sangre que nacieron en Tesalónica. Recibieron una educación muy esmerada; más
tarde, Cirilo enseñó filosofía y fue bibliotecario, y Metodio fue gobernador. Ambos
se hicieron monjes, y años después salieron hacia las regiones de Europa del
Este como misioneros. Para realizar la evangelización, crearon el alfabeto
eslavo con los caracteres llamados "cirílicos". Tradujeron a esa
lengua la Biblia y los libros litúrgicos. El papa Juan Pablo II los proclamó en
1980 patronos de Europa.
4. Puntos para orar 2:
Hoy estamos empezando la aventura de la Cuaresma 2013. Y se me ocurre poner
unos párrafos de una meditación del P. Morales en unos ejercicios espirituales
que dio a los Cruzados en 1970. El tema es la confesión. Y es que en este
tiempo de Cuaresma preparar y hacer una buena confesión es la mejor forma de
vivirlo y de dejar a Jesús que nos perdona en cada confesión, que vaya
haciéndose el dueño de nuestros corazones. Ahí van por si pueden ayudar:
“La benignidad de nuestro Señor Jesucristo resplandece
de una manera particular en la institución de una de sus maravillas: el
sacramento de la confesión, en el cual permite Él que su sangre divina ruede
sobre el alma, fluya, para limpiarla de todas sus miserias e inmundicias, y al
mismo tiempo que la limpia, la tonifica. Moribundo un enfermo, una transfusión
de sangre, revive. Cada vez que tú te confiesas con fe, una transfusión de
sangre divina se te inocula para que tú revivas, si lo haces con fe.
Viene la pregunta inmediata: ¿qué es lo más importante
para una confesión? ¿Decir todas tus miserias? Eso es importante, por supuesto,
eso es necesario si se trata de faltas graves y también de leves, si quieres
recibir la gracia de la confesión. ¿Pero es eso lo más importante? Con ser
necesario, no parece que es lo más importante. Alguno me diría: “No, lo más
importante para una confesión es estar arrepentido”; éste diría algo todavía
más exacto, porque aunque se digan todos los pecados cometidos, si tú no estás
arrepentido de uno, no se te perdona ni ése ni los demás, aparte del sacrilegio
que representa una confesión profanada. No es por lo tanto tampoco lo más
importante en una confesión arrepentirte de tus pecados, aunque es enteramente
necesario.
¿Qué es lo más importante? Fe. Fe, primero, en que no
es un hombre quien te absuelve, es Cristo quien te absuelve. San Agustín te
dice: “¿Ves al sacerdote? Es Cristo quien perdona tus pecados”. Y en la medida
de la fe que tú tengas aquí, recibirás más gracia; lo mismo que pasa con la
comunión y con cualquier sacramento. Porque Dios adapta siempre las
comunicaciones de sus gracias a la fe que se tiene: si tienes fe como cuatro,
se te comunica Dios como ocho o como diez; si tienes fe como veinte, como quinientos
o como mil; siempre adapta Dios sus comunicaciones a nuestra fe.
¡Qué importante es la virtud teologal de la fe en
nuestra vida! Lo más importante es la fe, primero, en que quien te perdona es
Cristo mismo; segundo, en que “aunque sean tus pecados rojos como la grana
(Isaías) se convierten en blancos como la nieve”, es decir, que aunque sean los
crímenes más horrendos del mundo, las enfermedades más crónicas, las miserias
más repugnantes, todo eso desaparece. “borré como una nube tus
iniquidades”.Ahora, cuando está cambiando el tiempo, nubes que se presentan de
repente, y el viento se las lleva y las disipa. ¡Qué imágenes tan bellas las de
la Biblia y tan en contacto con la misma naturaleza! “Borré como una nube que
pasa tus iniquidades”. ¡Qué maravilla esto para un alma que se ha metido en la
caverna y no quiere salir de la caverna: saber que Dios es tan maravilloso que
borra todo! Primero, creer que puede, segundo, creer que quiere borrarlo todo.
Que puede, no cabe duda: es Dios omnipotente; que quiere, ¡si está deseando, si
lo que quiere Él son almas que se entreguen a la misericordia y al perdón!”
- Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría o Salve a la Virgen.
Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato
de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo
conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o
dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración,
pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.