Empezamos nuestro momento de oración, como cada día poniéndonos
en presencia del Señor, tomando conciencia de que Él está junto a nosotros y
nos escucha. Intentamos dejar por un rato las preocupaciones de estos días de
final de trimestre, los exámenes, los trabajos, también las cenas… para
recogernos, para entrar dentro de nosotros, donde Dios habita.
La oración de hoy tiene que ser muy
alegre: oración sonriente. Las lecturas del día nos hablan de dar saltos de
alegría. Salta el cervatillo, salta Juan en el seno de su madre. Nadie puede
contener la alegría de saber que Jesús está muy muy cerca. Todo florece, el
invierno no puede detener la fuerza de la llegada de Dios a la Tierra para
llenarnos de paz. Nada de frío. Su corazón es calentito. Cuando llegue el Niño
Dios podremos abrazarle y ofrecerle nuestro calor.
Preparémonos bien si todavía no lo
hemos hecho. Tomemos a María como ejemplo una vez más. Pongámonos en marcha
hacia nuestros hermanos, compartamos con los demás la gran alegría que
esperamos. Jesús viene!! Hoy, como fruto de la oración debemos transmitir a
todos nuestra alegría, contagiarles con nuestra sonrisa, porque lo que está a
punto de suceder no podemos guardárnoslo para nosotros solos.
Por último, tenemos un recuerdo para
nuestros hermanos perseguidos. Ellos no van poder mostrar su alegría por la llegada
del Señor. Tendrán que vivirla a escondidas, pero llenos de fe. Pedimos que
Dios les de fortaleza y firmeza para no desfallecer y que esta nueva Navidad
sea para ellos motivo de enorme consuelo.