30 diciembre 2017. Sexto día de la Octava de Navidad – Puntos de oración

Estamos en la octava de Navidad: tan grande es la fiesta que tiene un eco de ocho días para que vayamos calando poco a poco en el misterio de la Encarnación del Señor.
Es el último sábado del año, y por esta razón os propongo dedicar la oración especialmente a la Virgen. Quizás el día 31 es tiempo de hacer un balance de acción de gracias del paso de Dios por nuestra vida en este año. Sin embargo, hoy podemos recorrer todas las gracias que por mediación de María hemos recibido en este año 2017. Hacernos conscientes de su presencia amorosa en este rato de oración y en todo el camino recorrido.
Para empezar bien nuestra oración os propongo una variante de la oración preliminar de San Ignacio: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad y en agradecimiento a Nuestra Señora.
El evangelio de hoy tiene a la Sagrada Familia como protagonistas. Han entrado en el Templo para cumplir las prescripciones de la Ley y Dios comienza a mover los corazones, primero Simeón y en la escena de hoy aparece la profetisa Ana.
Pero no nos distraigamos de lo esencial: lo importante es seguir a Jesús, en brazos de María, y protegidos por San José. Ese es el centro de la creación, del cielo y la tierra. Un niño pequeño, de pocos días, en brazos de su madre. ¡Cómo le gusta esconderse al Señor! Quiere que crezca nuestra fe, que rasguemos apariencias de personas, de cosas, de acontecimientos, para descubrir su maravillosa presencia. Solamente aquellos que tienen fe (los pastores, Simeón, Ana) son capaces de descubrir el misterio y postrarse en adoración. Porque eso es la Navidad, para eso la Iglesia nos la vuelve a presentar cada año: para descubrir el misterio y postrarse en adoración.
La escena que contemplamos hoy del evangelio de Lucas, que termina con la partida hacia Nazaret y el inicio de la vida oculta de Jesús, está encuadrada por dos citas de la actitud de la Virgen en todos estos acontecimientos. Seguramente Lucas nos quiso dar a entender que esta fue la actitud permanente de María en toda la vida de seguimiento de Jesús. Lo repite por dos veces en su Evangelio:
Lc 2,19: María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.
Lc 2,51: Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
Pues tomemos a María como modelo, entremos en su escuela y aprendamos su lección de contemplación. Recojamos todo el año, todos los acontecimientos de gracia y misericordia que nos han acontecido en este 2017, todo el paso de Dios por nuestra vida y aprendamos de ella a meditarlos en el corazón.
Y si nos distraemos en la oración recitemos muy despacio el Avemaría y pidamos ayuda a nuestra Madre que estará encantada de ponernos junto a Jesús.

¡Feliz Navidad!

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