10 diciembre 2017. Domingo II de Adviento (Ciclo B) – Puntos de oración

Empezamos nuestro rato exclusivo con el Señor invocando al Espíritu Santo. Recordamos que siempre en nuestro rato diario de oración estamos acompañados por la presencia maternal de María. A san José, siguiendo un consejo del padre Morales, le pedimos por nuestra perseverancia.
Hoy empezamos con la lectura del evangelio de Marcos, un relato redactado originalmente en griego pensando en los gentiles, es decir en nosotros. Este Evangelio se denomina también petrino, al considerarse el apóstol Pedro como fuente principal. Por lo tanto al leer a Marcos, podemos pensar en Pedro como origen de la narración.
De hecho hay textos que indican esa amistad, entre el apóstol y el evangelista. Por ejemplo: Pedro con ocasión de su liberación milagrosa. Después de salir de la cárcel, “se dirigió a casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos” (Hch 12,12).
A Marcos se le considera el evangelista narrador, su narración está llena de vivacidad y realismo, que delatan el relato de un testigo, Pedro.
La “firma” de Marcos es muy probable, que haya quedado impresa mediante un relato muy breve y peculiar, que los otros evangelistas no mencionan en sus escritos. En la narración del prendimiento de Jesús en Getsemaní. “Lo iba siguiendo un muchacho envuelto solo en una sábana, pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo” (Mc 14,51-52). Muchos comentaristas piensan que ese joven, era el mismo Marcos.   
Marcos comienza su evangelio hablando del predecesor: Juan Bautista. No obstante su narración es lacónica si se compara con Lucas y Mateo. Hay en Marcos como ansiedad por llegar a narrar la vida pública y especialmente la pasión, aquellos momentos que Pedro conoció directamente.
La Pasión en Marcos va a ocupar un tercio de su evangelio. De tal manera que un teólogo definió su evangelio, “como un relato de la Pasión con una amplia introducción” (Märtin Kahler). La sombra de la Pasión se hace sentir desde los primeros capítulos del evangelio. “Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día” (Mc 2,20).”En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él” (Mc 3,6).

Acabar nuestra oración con un coloquio con el Maestro, dando las gracias por este joven que una noche cuando descansaba, oyó ruido y levantándose envuelto en una sábana, se acercó a ver qué pasaba y fue testigo del prendimiento del Mesías. Aquella escena le impresionó de tal manera que con el tiempo, dedicó su vida a relatar la de aquel hombre, con los acontecimientos que llevaron a lo sucedido aquella noche.

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