Puntos de oración
1. La experiencia de David en sus subidas a Jerusalén se convierte en profecía para saber descubrir la voluntad de Dios en nuestras vidas. Resulta escalofriante la maldición que recibe el gran rey David hoy expuesto a la humillación. Él, sin embargo, lo acepta todo, con tal de recobrar la felicidad, la amistad con Dios: “Déjenlo que maldiga…Quizás el Señor mire mi humillación y me devuelva la felicidad”.
La experiencia de David nos puede ayudar a RECOMENZAR, a vivir consigna tan querida para nosotros: No cansarse nunca de estar empezando siempre. Dios permite males para sacar bienes. Como nos decía Abelardo: A la santidad por la perseverancia y a la perseverancia por la miseria (combatida pero aceptada cuando Dios la permite).
2. El salmo es una invitación confiada a que el Señor nos salve: ¡Levántate, Señor, sálvame!
Todos se vuelven contra mí, pero Tú Señor eres mi escudo protector y mi gloria.
3. El Evangelio narra la pasión de Jesús por cada uno de nosotros. Como los hombres no saben discernir que Él está con nosotros para salvarnos, necesitamos su luz para descubrirle. Jesús expulsa demonios y los hombres se duelen por los cerdos. ¡Cuántas veces seguimos al Señor por nuestro interés! Un buen momento para purificar intenciones como nos pide San Ignacio. Que todas mis intenciones sean por puro amor divino. ¡Ven, Espíritu Santo, ven luz de los corazones! Que no me busque, que no busque consuelos sino a Ti
4. Hoy es la víspera de una fiesta entrañable: la presentación del Señor. Pidamos a la Virgen Santa María que vaya preparando nuestro corazón par la fiesta de las candelas, la fiesta de la luz en que Jesús Niño es entregado al Altísimo por su Madre.