“el carpintero”
1.- Jesús llevó la mayor parte de su vida una vida ordinaria similar a la de sus contemporáneos ejerciendo un trabajo manual. No sabemos cuando murió san José pero de este evangelio se deduce que Jesús asumió su oficio. Llegado un momento marcado por la voluntad del Padre inició su vida pública movido por el Espíritu Santo (bautismo de Juan, María en las bodas de Cana). Me gusta considerar que en su vida ordinaria no soñaba su obra sino que la realizaba atento siempre a la voluntad del Padre. ¡Ayúdame, Señor, a vivir con espíritu evangélico toda mi vida para hacerte presente en el mundo!
“se extrañó de su falta de fe”
2.- Jesús rodeado de sus discípulos va a su pueblo y es mal recibido. Domina la actitud de desconfianza que impide a Jesús realizar el anuncio del evangelio mediante milagros (signos de la presencia del Reino). El evangelista san Lucas, que hemos seguido los dos domingos pasados, nos relata con amplitud esta relación de Jesús con Nazaret. Jesús tiene que irse a vivir a Cafarnaúm tras estos acontecimientos. ¡Señor, creo pero aumenta mi fe! Que cuando te presentes como signo de contradicción sepa ponerme de tu lado. “Bienaventurados los que no se escandalicen de mi”
Signo de contradicción
La profecía de Simeón que ayer escuchamos nos da un rasgo esencial de la vida de Jesús y de la Iglesia. También en la vida de cada cristiano se da esta realidad que debe ser vivida con espíritu de fe, con la alegría de verse identificado con el Señor y con la confianza en los frutos espirituales que se seguirán si la caridad vence al rencor.
Nota: Mt 27, 55-56 y Mc 15, 40-41 citan a la madre de Santiago y José entre las mujeres que estaban junto a la cruz