El aviso que nos propone San Ignacio de Loyola al iniciar la 0ración, es el siguiente: “La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad”.
Esta ha de ser nuestra actitud a lo largo de la oración: aceptar mi propia condición de criatura en actitud de servicio y alabar en todo al Padre, creador. Y a partir de este momento permanecer en la presencia del Señor en diálogo con Él.
El evangelio de hoy es un diálogo dinámico entre Jesús, la gente que le sigue, los discípulos y Pedro. También conmigo, si estoy preparado.
Trato de meterme en la escena por medio de la lectura de este texto evangélico: “Jesús preguntó a sus discípulos”:
- - “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?
- - Ellos contestaron: “unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.” Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
- - “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”
- - Jesús le respondió: -“¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo…”
Después de leer con detenimiento este diálogo ¿qué contestaría a Jesús? ¿Qué es Jesús, para las personas que conviven conmigo cada día? ¿Y, lo más importante, qué es Jesús para mí?
En pocos años Jesús ha pasado a ser un desconocido para muchas personas, también para bastantes bautizados. Para otros, Jesús es uno de tantos profetas que han pasado a lo largo de los siglos; como Buda, Confucio, Mahoma… Gandhi, Martin Luter King, Mandela… Algunos esperaban de Jesús que fuera quien hiciera desaparecer la pobreza, el hambre, las injusticias del mundo… La realidad es que Jesús está presente entre los hombres para dar sentido a toda su vida. Esta es la contestación de Pedro
El Señor ha venido para estar más cerca de todos los hombres. Sabe que lo necesitamos porque todos sufrimos. Hemos sido creados para la salvación que el Señor nos consigue desde su muerte, cruz y resurrección.
Y Jesús ¿qué es para ti? Y tú ¿quién dices que soy Yo, en este momento único e irrepetible de tu vida?
Te quiero responder que para mí lo eres Todo, el Mesías, el Hijo de Dios, el amigo que nunca defrauda. Pero quisiera que no fueran palabras vacías. Te pido para que aumentes mi fe en ti y en tu Iglesia, que desde la Cátedra de Pedro, que hoy celebramos en la liturgia, enseña la verdad, reúne en el amor y proclama al mundo el Evangelio de la salvación.
Petición: Santa María en esta Cuaresma dame un corazón agradecido, que no olvide ningún bien, ni guarde rencor por ningún mal. Un corazón puro que inunde el mundo que me rodea de luz, de amor y de vida.