Puntos para la oración 20 febrero 2010

Las lecturas de este primer sábado de cuaresma son de una gran belleza. Nos animan a la conversión, a la lucha contra esa tendencia egoísta que anida en el fondo de nuestros corazones y que nos sale de manera tan espontánea. Meditemos hoy en como es mi vida en relación con la entrega a los demás: doy de lo mío a los demás? y más aún, doy de lo que me sobra o de lo que es importante para mí?. Ojalá sea así, que mi vida es don a los demás, porque entonces se cumplirá en nuestras vidas lo que nos describe la primera lectura del profeta Isaías: “ brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”. Seremos esas antorchas que iluminan en la noche. Ayudaremos a reparar vidas rotas, a recuperar ilusiones perdidas de tantos compañeros que viven a nuestro lado: “te llamarán reparador de brechas, restaurador de casas en ruinas.

Y por otro lado está el evangelio que nos narra la vocación de Mateo. Algo que admiro del Evangelio es su sencillez, su simplicidad. En breves líneas se nos narra un acontecimiento fundamental en la vida de un hombre, de forma tan lacónica que casi se nos pasa su importancia. Un hombre en su negocio, en un día cualquiera, un hombre que pasa, le mira, le habla y… Cuantas veces pasa Jesús en nuestra vida, así, sin hacer mucho ruido, quizá es solo una mirada y una sugerencia. Pidamos hoy en la oración ser cristianos profundos que sepamos ver en cada acontecimiento de nuestra vida el paso y la mirada sugerente de Jesús. Pidamos a María que nos enseñe a estar prestos, dispuestos a dejar nuestras cosas y: dejándolo todo, nos levantemos y le sigamos.

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