17 noviembre 2012. Sábado de la XXXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

¡Ven Espíritu Santo, aumenta la fe de los hombres de la tierra, para que cuando venga el Hijo del Hombre la encuentre bien repartida!

¡Santa María, Maestra de oración, enséñanos a orar sin desanimarnos como tu Hijo, Jesús, enseñó a sus discípulos!

Hoy podemos rezar con el salmo que nos propone la liturgia. Hace una descripción muy  pormenorizada de lo que debe ser el hombre que teme a Dios, el hombre justo. Es decir, el hombre que, como nosotros, intenta seguir la doctrina y forma de vida cristiana. Y lo primero a hacer es sentirse feliz, porque solo por el hecho de ser temeroso de Dios, ya canta el salmo que ese hombre será dichoso.

A continuación, explica cuáles son las características de estos hombres:

  • Ama de corazón sus mandatos
  • Su caridad es constante, sin falta.
  • Es justo, clemente y compasivo.
  • En las tinieblas brilla como una luz.
  • Apiada, presta y administra rectamente sus asuntos.
  • No vacila en su justicia.

Y lo que se recibe a cambio:

  • Su linaje será poderoso y su descendencia bendita.
  • En su casa habrá riquezas y abundancia.
  • Su recuerdo será perpetuo.

1º. Rezamos contrastándonos con esta forma de vida que plantea el salmo.

2º. Miramos a Gayo, el discípulo al que escribe san Juan en la primera carta, tan desprendido y comprometido con la causa del Evangelio, y que parece ser como el caritativo hombre descrito en el salmo.

3º. Reflexionamos sobre las riquezas que se nos prometen, que no serán tanto cosas materiales –aunque nunca faltará de nada al que poco necesita- como abundancia de gracia para salvarnos y ser felices.

4º. Nos confortamos con el premio prometido, y confirmamos que se fortalece nuestra fe viviendo así, rezando así.

Un cierto temor de Dios no es malo, sino santo, si nos lleva a amarle más a Él y al prójimo.

Archivo del blog