18 abril 2017. Martes de la Octava de Pascua – Puntos de oración

María Magdalena ha madrugado y corriendo ha llegado al sepulcro donde habían puesto a Jesús cuando le bajaron de la cruz.
Y aquí la encontramos, llorando junto al sepulcro… y mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntaron: “Mujer, ¿por qué lloras?” Ella contesta: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto”
Acabamos de escuchar de María Magdalena la razón por la que está llorando. “porque se ha llevado a mi Señor…” ¿Qué es lo que yo siento en el corazón cuando Jesús desaparece de mi vida o salgo corriendo detrás de los apegos  o dependencias que me tienen dominado y huyo de Jesús en dirección contraria? ¿He sentido en algún momento, cuando me encuentro con Él cara a cara, la falta de fidelidad y a veces la traición ante el amor que Jesús me tiene?
Estos días de Pascua de Resurrección es para recuperar de nuevo la confianza completa en el amor que Dios me tiene y dejarme invadir por la luz del Espíritu Santo para vivir la experiencia profunda y personal de esta presencia de Cristo resucitado.
Sí, que las lágrimas que brotan de la pérdida y de la desconfianza no me quiten la visión de contemplar todos los días esta presencia que transformará toda mi vida.
No olvides, en medio del sufrimiento también se hace presente el Señor, pero no me deja que me acomode en esta situación de pasividad sombría, sino que escuche la misión que me encomienda y me ponga rápidamente en marcha para anunciar la presencia del Señor resucitado que todo lo invade y desborda.
María Magdalena es la primera mujer que comunica a los apóstoles la resurrección de Jesús y les devuelve la alegría que seguirá creciendo en estos días.

Contemplemos a María la Madre de Jesús resucitado. Ella goza en todo momento de su presencia. De esta presencia que da sentido a la vida de todo cristiano y nos llena de esperanza porque también nosotros seremos transformados y gozaremos de su presencia completa en el cielo.

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