7 abril 2017. Viernes de la V semana de Cuaresma – S. Juan Bautista de la Salle – Puntos de oración

Después de ponernos en la presencia del Señor y pedir su luz y ayuda, yo os propongo continuar rezando el salmo que hoy se nos ofrece en las lecturas. Después quedarse saboreando alguna de las frases.
Yo, Señor, te amo. Buscar tantos motivos que me llevan a amarle, darle gracias. Descansar un buen rato en el Señor, al que amamos y nos ama.
Invoco al Señor de mi alabanza. Al Señor de quien durante el día intento no separarme y al cual lanzo tantas bendiciones y alabanzas.
El que escucha mi voz. A quien a veces tengo que gritar porque me encuentro en mi contingencia, en mis limitaciones y miserias. Pero escucha mi voz, me libra de tantos enemigos. El que es mi roca, mi alcázar, mi libertador. A mí por lo menos me resuenan tanto estás palabras del salmo. Tantos peligros de los que me saca durante el día, tantas fuerzas que me da. Estaría tan envuelto en lazos de muerte, tan hundido en el abismo sino fuera por Él.
Qué contraste con el evangelio. El rechazo al Señor que se acerca a nosotros, que se ha hecho uno de nosotros, que realiza todo lo que hemos repetido en el salmo. Que nos lo ha mostrado a través de su vida, en tantas y tantas obras como hizo y sigue haciendo en nosotros.

Señor cuantas veces me alejo de ti, no te reconozco, no me porto como debiera, me dejo arrastrar por el pecado. No te dejo realizar en mí la obra de tu Padre, no muestro su gloria a través de mi vida. Que ceguera tan grande muestran sus contemporáneos, casi tan grande como la mía, que sigo pretendiendo hacerme un dios a mi medida. Como ellos rechazo a un Dios que no es como el que yo quiero, que me lleva a veces por otros caminos, que me pide cosas que no quiero darle, que quiere compartir conmigo algo de su sufrimiento. Seguimos estando tan ciegos, seguimos estando tan paralizados, tan mundanizados, tan distanciados que necesitamos acercarnos más al Señor. Acércate hoy en la oración al Señor, al que quieren apedrear, y dile que quieres estar junto a Él en estos momentos difíciles. El que ve su inteligencia y voluntad divinas como mermadas. Que parece que su humanidad está ocultando a la divinidad. Acompáñale, no te separes. Que todo en este día este hecho junto a Él, que note en todo su presencia, que ofrezca aquello que me cuesta, porque lo hago con Él. Estamos ya muy cerca de los momentos más duros y quizás no nos hayamos dado cuenta o preparado. Señor quiero estar muy cerca de Ti.

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