Lectura del libro del Génesis (17, 13-9)
En aquellos días, Abrahán cayó rostro
en tierra y Dios le habló así: - «Por mi parte, esta es mi alianza contigo:
serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán,
porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera:
sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi alianza contigo y con
tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y
el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la
tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré
su Dios». El Señor añadió a Abrahán: - «Por tu parte, guarda mi alianza, tú y
tus descendientes en sucesivas generaciones».
Salmo
responsorial (Sal 104, 4-5. 6-7. 8-9)
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
Recurrid al Señor y a su poder, buscad
continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos
de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R.
El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.
de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.
Lectura del
santo evangelio según san Juan (8,51-59)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los
judíos: - «En verdad, en verdad os digo: quien guarda mi palabra no verá la
muerte para siempre». Los judíos le dijeron: - «Ahora vemos claro que estás
endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien
guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre"? ¿Eres tú más que
nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te
tienes?». Jesús contestó: - «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no
valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís:
"Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si
dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo
lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando
ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: - «No tienes
todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: - «En verdad,
en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy». Entonces cogieron
piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.