Puntos para la oración 22 enero 2010

Este texto del evangelio de san Marcos nos ayuda a recordar y actualizar la llamada que recibimos el día de nuestro Bautismo, y la respuesta que hemos ido dando a lo largo de de estos años.

“En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que Él quiso, y se fueron con Él”.

En estos días después de las fiestas de la Navidad, queda con frecuencia en nuestro interior cierta nostalgia y desgana al enfrentarnos de nuevo con la vida real: el trabajo, el estudio, las diferentes obligaciones y responsabilidades familiares y profesionales... Tiempo propicio para que hagan nido en nosotros el tedio y las depresiones.

Parece que la esperanza se ha esfumado. Precisamente en este momento de la vida diaria y a veces monótona, nos sale al paso el Señor que pasa.

En el fondo, después de pasar por estos días, Jesús es la única esperanza que atrae y despeja el camino. Jesús, no habla, se pone en marcha y arrastra a los que le ven subir hacia la montaña. Yo también quiero seguirle y como me he puesto cerca de Él, me llama, y llama a muchos más, a los que quiere, y de nuevo me voy con Él. Yo también le quiero acompañar.

A Jesús le gusta subir a la montaña. Así nos ayuda a desprendernos de las cosas que son un lastre y dificultan la ascensión. Desprendidos de nuestros apegos, unos afectivos y otros de cosas, ya en la cumbre, disfrutaremos de su presencia, con Él a solas.

Ese subir supone buscar cada día un rato para la oración. Dedicar otros tiempos a la atención espiritual, Ejercicios Espirituales, algún retiro, convivencia… Entregar algún tiempo a las personas que me necesitan. Ésta ha de ser mi respuesta a la llamada. No puedo privar a las personas con las que convivo de esa esperanza y paz que recibo del Señor. Tengo que contagiar a otros de esta esperanza que da sentido a mi vida.

Quizás sea el momento de recordar y actualizar el momento en el que Jesús me eligió y que comencé a seguirle. Se me pide fidelidad y coherencia como a los apóstoles que elige el Señor en este texto del evangelio.

Que nuestra petición a Santa María en este día sea: para que todos los cristianos descubran la llamada que recibimos en nuestro bautismo y recibamos la luz y la fuerza para responder con generosidad, desde nuestra condición de bautizados y estemos siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza.

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