AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO JESUS NOS HA AMADO
Ponerme en presencia de Dios y dar gracias por el día que comienza.
Hoy damos comienzo el segundo encuentro de laicos en Marcha “Edificados sobre roca” (Mt 7,24)
Un día dedicado a una persona que para muchos de nosotros nos ha ayudado a crecer humana y espiritualmente. Nos vio crecer y nos ayudó a crecer en amor a Dios y a la Iglesia.
Al leer la primera lectura observo las distintas elecciones. Recuerdo cuántas veces Abelardo nos contaba cuando el Señor le habló en aquellos Ejercicios Espirituales que cambiaron su vida. Cómo fue elegido mayor de los Cruzados y, con la ayuda del Señor, asistido por el Espíritu Santo.
A mó a los jóvenes con pasión, a la iglesia y a sus pastores.
B uen pastor para cuidar el rebaño encomendado.
E namorado de Jesucristo y de la Virgen María.
L aico comprometido con el mundo desde Cristo.
A legría no le faltó y a muchos jóvenes a Dios llevó
R esponsable en su vida.
D omina el fútbol y el Real Madrid es su club favorito.
O bediente al plan de Dios.
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos.
Abelardo nos ha enseñado a vivir este gran mandamiento de amarnos los unos a los otros. Primero nos amo y nos entusiasmó para que nosotros amáramos y acercáramos a muchos jóvenes a Cristo.
Cómo no recordar nuestros Ejercicios, sus charlas, los campamentos y las convivencias de Villagarcía, las reuniones después de un rato de oración hablándonos sobre San Juan de Ávila y Santa Teresita del Niño Jesús.
Alegrémonos
Madre de Dios y Madre nuestra, nos enseñarás el camino de la santidad. Serás modelo y figura de toda santificación. Camino para ir a Jesús y vía hacia el cielo. Tu serás para los hombres una irresistible llamada hacia el mundo de lo sobrenatural. Forjadora de santos, nos animas especialmente a los miserables y pequeños mediante la fidelidad en las cosas aparentemente insignificantes. Porque ser fiel en lo pequeño es cosa grande. (Agua Viva Pág., 55)
Gracias Abelardo por enseñarnos a amar a nuestros grandes modelos, Jesús y María; pero tú también sigues siendo nuestro modelo.