- El nacimiento de un hijo siempre es motivo de alegría para sus padres.., para su familia.., para los amigos… ¡Algo tiene el nacer, que nos hace a todos volver a las fuentes de la vida…! Pues si todo nacimiento es motivo de alegría, el nacimiento de Juan Bautista lo fue de un modo particular, y razones tenemos para afirmarlo… Yo apuntaría simplemente dos...
- La primera razón: Su nacimiento certificó el poder de Dios. ¡Qué alegría!
- Notemos estos hechos:
- Elisabet había concebido ya en edad avanzada, a una edad en que ya no es posible tener hijos (Lc. 1,18,36).
- Su esposo Zacarías había sido visitado por un ángel del Señor, quien le había comunicado exactamente todo lo que iba a ocurrir (Lc. 1,11 ss.).
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- El hecho de que ese niño naciera tal como Dios lo había anunciado e indicado, certificaba el poder de Dios. Dios, que tiene poder para controlar todos los acontecimientos humanos, lo había demostrado una vez más con la concepción de este niño y su feliz término…
- “Porque nada hay imposible para Dios.” (Lc. 1,37).
- “Jesús se les quedó mirando y les dijo: “Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo” (Mt. 19,26).
- “Reconozco que lo puedes todo, que ningún proyecto te resulta imposible” (Job. 42,2).
- “Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace.” (Sal. 115,3).
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- La segunda razón: Su nacimiento certificó la misericordia de Dios. ¡Qué alegría!
- Este nacimiento mostró de dos maneras que Dios es misericordioso.
- El hecho de que Juan naciera como hijo de una promesa divina, demostró que Dios tiene misericordia de su pueblo, incluso con el más pequeño de sus miembros, una mujer estéril.
- “El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.” (Sal. 103,8).
- “Pero la misericordia del Señor dura desde siempre y por siempre, para aquellos que lo temen…” (Sal. 103,17).
- “Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.” (Sal.106,1).
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- El hecho de que Dios usara a Juan en su plan de salvación, también demostró la misericordia de Dios.
- Pero ahora bien.., no busquemos solamente citas en la escritura para demostrar este hecho, sino acudamos a nuestras propias vidas para demostrar con ellas, que también con nosotros Dios quiere certifica su misericordia con el mundo...
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- ¡Qué alegría, mis queridos hermanos…! También nosotros nacimos para certificar el poder y la misericordia de Dios… ¡No nos quedemos cortos en nuestro testimonio cristiano…, pues todos los días de nuestra vida, son expresión y manifestación de este poder y de esta misericordia...!