En este día de puente para muchos de nosotros te invito a preparar la Vigilia de esta Noche y la fiesta de Mañana.
Leer las lecturas de estos días con calma.
En el evangelio, el pastor se alegra más por encontrar una oveja perdida que por las otras. La conversión de un alejado alegra el corazón de Dios.
Todos estamos llamados a la conversión.
Nos escapamos del redil del Señor.
¿Cómo busco yo a la gente que no vive cerca de Dios? ¿Creo que Dios le dará lo que falta? ¿Hago en esta vida lo que puedo, pido a Dios lo que no puedo, para que Él haga que pueda?
Esta mañana, dando clases a treinta alumnos, veía que dos de ellos llevaban faltando unos días. Me sentía responsable y decidí llamar a su casa para preocuparme por ellos.
Hemos comenzado el Adviento: la gozosa esperanza del que está por nacer.
En este tiempo la liturgia nos presenta la figura de María Inmaculada. Nadie como Ella nos puede enseñar y ayudar a vivir esta preparación para la Navidad. Ella es, a la vez, motivo y modelo de esperanza. Ella es evangelio para toda criatura. Ella es prueba del amor de Dios al hombre y ejemplo del amor del hombre a Dios.
Que la Inmaculada Concepción de María estimule a toda la Iglesia a ser santa e inmaculada y a nosotros mismos nos ayude a crecer en la fe,.
Madre del salvador: Sé también madre nuestra.
Seguir sus ejemplos: enséñanos a decir Amén.
Elegida: gracias, Señor, por ser también nosotros elegidos.
Una fe sincera: Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe.
Total esperanza: en ti confiamos, Señor, sólo en ti.
Nuestra Salvación: Tú Señor, eres nuestro Salvador. Sálvanos Señor Jesús.
M isericordia viva ¡La noticia más buena!
A legría contagiosa.
R econciliación plena.
I nocencia de Origen
A mor: la más amada y la primavera.
I lusión y esperanza.
N ovedad primera nieve, primera estrella.
M aternidad, divina, desborda en hijos.
A dhesión obediente, fe entera.
C orazón hecho templo, centro del mundo.
U nidad y comunión sin barreras.
L ibertad en amor, reina sirviendo.
A roma de nardo, mirra y azucena.
D on de Dios, ara dar, para darse toda.
A leluya pascual, triunfa la flor, la mujer nueva.
«Si miramos a la Inmaculada, los éxitos te dicen ‘continúa’ y los fracasos te gritan ‘vuelve a empezar’» (P. Morales)