19 junio 2016. Domingo de la XII semana de Tiempo Ordinario (Ciclo C) – Puntos de oración

* Primera lectura: El texto forma parte del contenido central del libro de Zacarías y del profetismo postexílico. Se refiere a la salvación de Jerusalén. La fuerza de los habitantes de Jerusalén está en su Dios. La salvación llegará a través de la transformación interior de la comunidad.
El rasgo escatológico queda claramente determinado. Dios derrama sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. ¿Quién es esa persona respecto a la cual han cambiado los sentimientos?  “Mirarán a quien traspasaron”.
En el Nuevo Testamento, Juan, cita este texto en el evangelio -19, 37- y en el Apocalipsis -1,7- Juan no formula pregunta alguna, pero pone el texto en un contexto claro. El traspasado es Cristo. Los espectadores son los soldados y los judíos. Es la interpretación que ha seguido la Iglesia. Históricamente la liberación se obtiene por el Mesías crucificado.
* Salmo 62: El salmo 62, es el salmo del amor místico, que celebra la adhesión total a Dios, partiendo de un anhelo casi físico y llegando a su plenitud en un abrazo íntimo y perenne. La oración se hace deseo, sed y hambre, porque implica el alma y el cuerpo.
Como escribe santa Teresa de Jesús, "sed me parece a mí quiere decir deseo de una cosa que nos hace tan gran falta que, si nos falta, nos mata" (Camino de perfección, c. 19). La liturgia nos propone las primeras estrofas del salmo, centradas precisamente en los símbolos de la sed y del hambre.
Ya el profeta Jeremías había proclamado: el Señor es "manantial de aguas vivas", y había reprendido al pueblo por haber construido "cisternas agrietadas, que no retienen el agua" (Jr 2, 13). Jesús mismo exclamará en voz alta: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba, el que crea en mí" (Jn 7, 37-38). En pleno mediodía de una jornada soleada y silenciosa, promete a la samaritana:  "El que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna" (Jn 4, 14).
* Segunda lectura: Estos versículos expresan el meollo del evangelio de Pablo. Son como la síntesis del tema que ha desarrollado en el capítulo tercero. La única seguridad en la vida y en la muerte descansa en el acto liberador de Cristo. El contenido teológico se resume en cuatro fórmulas que expresan la unión sobrenatural y vital con Cristo. Ser bautizado en Cristo; vestirse de Cristo; ser de Cristo y “en Cristo Jesús” que es la fórmula característica de Pablo. Introduce el concepto de filiación divina. La fórmula "en Cristo Jesús" no determina la fe, sino que caracteriza el fundamento en el que se funda nuestra fe.
* Evangelio: El texto de hoy arranca de pregunta formulada por el propio Jesús: ¿Quién dice la gente que soy yo? La respuesta la hallamos en el v.22: El hijo del Hombre tiene que padecer mucho, ser desechado, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Esta respuesta es un correctivo a la opinión sobre Jesús formulada por Pedro en términos de Mesías, es decir, de agente libertador del pueblo judío y restaurador del reino de Israel. Frente a esta opinión, Jesús habla de su muerte y resurrección, para en los vs. 23-24 hacer extensivo este mismo camino a todos: El que quiera seguirme...
Una vez más, la perspectiva de Lucas no es tanto cristológica cuanto catequética. Lucas construye el texto pensando en Jesús como ejemplo a imitar; su interés es decirle al lector cómo debe ser a semejanza de Jesús. De la misma manera que Jesús tiene que morir y resucitar, el cristiano puede también perder su vida y salvarla. Muriendo a manos de otros y resucitando a manos de Dios, Jesús es el modelo de muerte cristiana.
Oración final:

Te pedimos, Señor, que tu Iglesia, por la mediación maternal de la Virgen, anuncie a todas las gentes el Evangelio y llene el mundo entero de la efusión de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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