* Primera
lectura: El texto
forma parte del contenido central del libro de Zacarías y del profetismo
postexílico. Se refiere a la salvación de Jerusalén. La fuerza de los
habitantes de Jerusalén está en su Dios. La salvación llegará a través de la
transformación interior de la comunidad.
El rasgo
escatológico queda claramente determinado. Dios derrama sobre los habitantes de
Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. ¿Quién es esa persona respecto
a la cual han cambiado los sentimientos? “Mirarán a quien
traspasaron”.
En el Nuevo
Testamento, Juan, cita este texto en el evangelio -19, 37- y en el Apocalipsis
-1,7- Juan no formula pregunta alguna, pero pone el texto en un contexto
claro. El traspasado es Cristo. Los espectadores son los
soldados y los judíos. Es la interpretación que ha seguido la Iglesia. Históricamente
la liberación se obtiene por el Mesías crucificado.
* Salmo
62: El salmo
62, es el salmo del amor místico, que celebra la adhesión total a Dios,
partiendo de un anhelo casi físico y llegando a su plenitud en un abrazo íntimo
y perenne. La oración se hace deseo, sed y hambre, porque implica el alma y el
cuerpo.
Como escribe
santa Teresa de Jesús, "sed me parece a mí quiere decir deseo de una cosa
que nos hace tan gran falta que, si nos falta, nos mata" (Camino de
perfección, c. 19). La liturgia nos propone las primeras estrofas del salmo,
centradas precisamente en los símbolos de la sed y del hambre.
Ya el profeta
Jeremías había proclamado: el Señor es "manantial de aguas vivas", y
había reprendido al pueblo por haber construido "cisternas agrietadas, que
no retienen el agua" (Jr 2, 13). Jesús mismo exclamará en voz alta: "Si
alguno tiene sed, venga a mí, y beba, el que crea en mí" (Jn 7,
37-38). En pleno mediodía de una jornada soleada y silenciosa, promete a la
samaritana: "El que beba del agua que yo le dé, no tendrá
sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua
que brota para vida eterna" (Jn 4, 14).
* Segunda
lectura: Estos versículos expresan el meollo del evangelio de Pablo. Son como la
síntesis del tema que ha desarrollado en el capítulo tercero. La única
seguridad en la vida y en la muerte descansa en el acto liberador de Cristo. El
contenido teológico se resume en cuatro fórmulas que expresan la unión
sobrenatural y vital con Cristo. Ser bautizado en Cristo; vestirse
de Cristo; ser de Cristo y “en Cristo Jesús” que es la fórmula característica
de Pablo. Introduce el concepto de filiación divina. La fórmula
"en Cristo Jesús" no determina la fe, sino que caracteriza el
fundamento en el que se funda nuestra fe.
* Evangelio: El texto
de hoy arranca de pregunta formulada por el propio Jesús: ¿Quién dice la gente
que soy yo? La respuesta la hallamos en el v.22: El hijo del Hombre tiene que
padecer mucho, ser desechado, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Esta
respuesta es un correctivo a la opinión sobre Jesús formulada por Pedro en
términos de Mesías, es decir, de agente libertador del pueblo judío y
restaurador del reino de Israel. Frente a esta opinión, Jesús habla de su
muerte y resurrección, para en los vs. 23-24 hacer extensivo este mismo camino
a todos: El que quiera seguirme...
Una vez
más, la perspectiva de Lucas no es tanto cristológica cuanto
catequética. Lucas construye el texto pensando en Jesús como ejemplo a imitar;
su interés es decirle al lector cómo debe ser a semejanza de Jesús. De
la misma manera que Jesús tiene que morir y resucitar, el cristiano puede
también perder su vida y salvarla. Muriendo a manos de otros y resucitando a
manos de Dios, Jesús es el modelo de muerte cristiana.
Oración final:
Te pedimos,
Señor, que tu Iglesia, por la mediación maternal de la Virgen, anuncie a todas
las gentes el Evangelio y llene el mundo entero de la efusión de tu Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.