14 enero 2017. Sábado de la primera semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

CRISTO, PALABRA VIVA QUE ME DICE aquí y ahora “SÍGUEME”
1. CRISTO, PALABRA con mayúscula. Recuerdo el primer mensaje del Papa Benedicto XVI, el 24 de abril del 2005: No tengo otro programa que escuchar la palabrada Dios.
¡Queridos amigos! En este momento no necesito presentar un programa de gobierno. Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia.
En estos puntos me gustaría compartir este mismo sentimiento. Fuera planes, largo palabras-palabras, Facebook, WhatsApp, mensajitos urgentes pero con minúscula que me “desprograman” de lo que Dios me tiene programado… Sólo quiero escuchar la PALABRA, la única de verdad, viva, hecha carne, Dios. La misma que nuestra Madre Iglesia nos propone cada día.
Pablo nos dice que es “viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb 4,12)
Si tienes a mano el CD del musical de la Misericordia la canción número 10 “Mi palabra es tuya” acerca de la obra “dar buen consejo” da en el clavo cuando subraya: “Siempre hacer el bien, ser todo de Dios, no hay que temer. Yo te doy un consejo que te pueda iluminar, tú acabas confortado, yo te doy mi lealtad”. Una palabra con “minúscula” pero que en Cristo se convierte en “mayúscula”.
Aleccionados por san Pablo: “Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno”.
2. PALABRA PURA: La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. (Salmo 19)
3. PALABRA VIVA Y EFICAZ: Jesús… vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. (Mc 2, 13)

Puedes concluir con el rezo o cántico del ángelus: “Si al llamarte Dios, le respondes tú, nueva encarnación en el mundo verás y serás tú el lazo de unidad” que compuso Abelardo en “Nueva Encarnación”.

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