“Es bueno llevar la palabra de Dios en
el bolsillo, en el bolso y leer un pequeño paso en cualquier momento del día…
Tomadlo llevadlo con vosotros y leedlo cada día. Es Jesús que nos habla…” (Papa Francisco). También puedes utilizar el móvil para leer la oración
del militante.
Una vez intuido lo que Dios quiere de
ti, puedes entrar en diálogo sincero con Aquel que te escucha, sabe lo que
necesitas y deseas. Se trata de hacer oración la voluntad de Dios: dale
gracias, pídele perdón o ayuda, intercede por otros. Dialoga con Él con
confianza, abandonándote en sus manos y abriendo tu corazón a su presencia
viva.
Comienza el tiempo ordinario. Así que
aquí podemos entender lo del volver al trabajo. Y precisamente en medio del
trabajo ordinario, Jesús se acerca y llama. "Mirad que entre los
pucheros y las ollas anda Dios" decía santa Teresa de Ávila. O entre
redes (no sociales, que en aquella época no había). O entre los libros del
colegio, instituto o universidad. O entre los papeles del trabajo…
Porque Dios se acerca siempre, llama
siempre, está a tu lado siempre. Lo veas o no, lo sientas o no. En
distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente. Ahora, en esta
etapa final, nos ha hablado por el Hijo. Habla Jesús y nosotros
debemos responder. Algunos le dicen “no” y se dan la vuelta. Otros –Simón,
Andrés, Santiago, Juan– dicen “sí” y comienzan un nuevo camino. Un camino que
no será fácil.
Y es que todo empieza cuando “arrestaron
a Juan”. Desde el principio, Jesús sabe que se va a enfrentar a una terrible
oposición. Los enemigos del Bien son muchos, y no se conforman con silenciar a
los profetas. Muy a menudo, los matan. En 2016 cada 6 minutos mataron a un
cristiano, dicen las estadísticas. A lo largo del camino, en mucha
ocasiones Jesús se enfrenta a sus enemigos.
Pero hay que optar. Desde el momento en
que Cristo vino al mundo, el plazo se ha cumplido. Elige. Con
Cristo, comenzar el camino a Jerusalén, o con los que arrestaron al Bautista y
luego lo asesinaron. Por supuesto, nosotros no vamos a matar a nadie, pero
nuestras traiciones a la opción fundamental suponen pequeñas muertes,
personales y ajenas. Prepárate para volver al camino, si lo dejas. La humildad
es imprescindible, para decir “perdón” y “lo siento”. Además, Jesús te perdona
siempre. No es como nosotros.
Se ha terminado el tiempo de Navidad, y
comienza el tiempo ordinario. Ordinario no significa aburrido. La mayor parte
del año es tiempo ordinario. Adviento, Navidad, Cuaresma, Semana Santa, Pascua
nos ayudan, son el entrenamiento específico para vivir, como hace falta, la
mayor parte del año. Para poder vivir como Dios quiere.
En este tiempo de oración se nos llama
en medio de nuestras tareas a un seguimiento y a una misión. Pescadores de
hombres, como Jesús, estamos en este mundo para llamar a los hombres y para
ponernos a su servicio. El asunto no admite postergarse: al momento
dejaron sus redes y se fueron con Él. El trabajo, la familia, las
ocupaciones… Yo, ¿dejo mis ocupaciones para ocuparme del señor?
Me ofrezco en este nuevo trimestre que
comenzamos al Señor para ser fermento en medio de mis tareas.