Inmersos en la Navidad, después de la
gran fiesta de la Epifanía quisiera daros unas ideas que están resonando hoy en
mi mente y corazón tras la homilía de hoy. Ayer estaba contemplando la
cabalgata de reyes junto a unos amigos, unos creyentes y otros no, y me
preguntaba cómo estarían viviendo esta Navidad estos que no creen. Y estuve
dando gracias por el don de la fe. La fe como estrella en la noche ilumina
nuestro camino, nuestra vida. En la cabalgata que más parecía un carnaval, de
repente dijimos algunos:¡ hombre si ya llega la estrella! Y detrás de la
estrella venían los Reyes Magos.
Los Magos son capaces de reconocer en
la estrella algo novedoso, algo sobrenatural. Y se ponen en camino. Dios habla
a todos los pueblos a través de la creación, es una primera manifestación,
Epifanía. Cuantas veces en el silencio de Gredos, contemplando la naturaleza
nos hemos acercado a Dios. Los Magos escrutando los cielos deciden ponerse en
camino. Ese camino que es imagen del que la fe también tiene que recorrer para
conocer a Dios. Llegan a Israel y escrutan las escrituras, va a nacer un
salvador. La fe necesita de alimentarse de la Palabra. La Escritura nos guía
hacia el Salvador. De ahí la importancia de la lectura de la Biblia para
nuestro camino espiritual. Es una segunda manifestación, la revelación de lo
que Dios mismo quiere darnos a conocer. Y prosiguen el camino de búsqueda del
Mesías hasta llegar a Belén, y se encuentran con la Virgen. Ella les da a
conocer lo que ya ha vivido internamente, lo que ha contemplado y guarda en su
interior. La virgen nos da un conocimiento interno, sensible del Señor, de ahí
que sea imprescindible en nuestro camino espiritual, en nuestro camino de fe.
Los Magos reconocen al Mesías, y le
adoran. Los presentes son símbolo de este reconocimiento de Dios. Este tendría
que ser el fin de nuestra oración, la adoración. Nosotros incluso podemos dar
un paso más, participar en la Eucaristía, ofreciéndonos con Jesús al Padre. Ese
es el regalo de los regalos.
Por último en este camino de fe que
estamos recorriendo deberíamos comunicarla. Una fe que no se entrega a través
de la vida de la palabra se apaga, languidece. Lo que hemos contemplado y oído
esta Navidad en el portal de Belén, eso es lo que tenemos que dar a conocer. Y
Jesús niño nos ha dicho tanto.