Seguimos en la semana por la unidad
de los cristianos; qué mejor para ayudar a la causa de la unidad que estar
llenos de Cristo.
En el evangelio se nos presenta una
escena, que se repite en más ocasiones, la gente quiere ver a Jesús, quiere
tocarle y escucharle. Se agolpan en torno a él.
¿Cómo es mi actitud en torno al
sagrario? ¿Estoy deseando correr a verle y escucharle? Necesitamos llenarnos de
Jesús, llegar a una intimidad y confianza con él a ejemplo de María, para que
cuando veamos que falta el vino, podamos pedirle que nos ayude, para cuando veamos
que falta unidad entre los cristianos, podamos pedirle que cumpla aquello que
nos pide. Señor dame lo que pides y pídeme lo que quieras.
Esta intimidad y confianza también
hay que pedirla, pero sobretodo, ir al encuentro en la eucaristía. El cuerpo y
la sangre de Cristo va realizando en cada uno de nosotros una transformación,
cada vez que comulgamos nos transformamos un poco más en Cristo. Vamos a
pedirle hoy al Señor que nos aumente la fe para vivir este misterio y que nos
haga uno con él.
Agarrados de María, el mejor ejemplo
de intimidad y confianza con Jesús, vamos a llenarnos de confianza en Dios y
disponernos a hacer su Voluntad.