17 enero 2017. Martes de la segunda semana de T. Ordinario – San Antonio, abad – Puntos de oración

La antífona de la comunión para este día (que se celebra san Antonio Abad para acordarnos de todos los Antonios que lo celebran en este día, El Grande, solitario de la Tebaida, de los primeros ermitaños anacoretas, al que seguirán otros muchos que  “fundarán monasterios, llamados a vivir más de cerca el Evangelio, anhelan  sustituir el martirio por la virginidad en pobreza y austeridad” (P. Morales, Semblanza de S. Antonio Abad)) es un texto que ha sido motivo vocacional de tantos y tantos, entre ellos este santo: Si quieres ser perfecto, llegar hasta el final (la meta), vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y luego VENTE CONMIGO – DICE EL SEÑOR” (Mt 19,21).
Aquí arrancó la vocación de Antonio y la de todos pues eso hacemos desde el momento del bautismo al pronunciar el Credo. “Vente conmigo, si quieres llegar hasta el final”. Nada, vente conmigo. Vaya invitación más cercana, más fresca y directa. ¡Cuántas veces hemos meditado en ella! ¡Cuántos han escuchado este evangelio!
Hoy te invita a ti -y a mí, y a todos- a estar un rato en oración con Él, puedes escuchar  esto mismo en tu corazón: “Vente conmigo, lo han escuchado tantos millones de cristianos a lo largo de los siglos, recordamos a S. Antonio, si conoces algo de su vida estas dos palabras son el paradigma de su vida, la estrella que le iluminó como a los Magos y estaríamos aquí haciendo una lista infinita de los que le escucharon y siguieron.
Pero esta frase con tanta frescura, puedes saborearla ya desde la preparación que estás que estás haciendo con esta lectura: “Vente conmigo. Sí vente a estar un rato a solas conmigo, el amor de tu vida, el más grande, el que te ha dado la vida, te ha perdonado y rescatado y ha puesto esta frase en tus labios y en tu mente y en tu corazón y le has sonreído y le has dicho: ¡vamos!, contigo.
Cuántas resonancias tiene esta palabra para todos nosotros en estos días: “Yo  contigo, tú en mí”. Podía pararme y no seguir escribiendo, alguno diría. Y es que cuando Jesús se mete en un corazón, se llena de su amor, siente su misericordia por donde el papa Francisco está empeñado en meter a toda la Iglesia a pesar de los obstáculos, ¿no será cosa del Espíritu Santo que le asiste? No nos  deja indiferentes sus palabras, como no nos deja el “Musical”, porque te pone en acción contemplativa: Contigo, vente conmigo, yo contigo, Tú en mí.
¡Qué rato de oración más delicioso!
Da gracias, no te canses y verás cómo te las devuelve multiplicadas por medio de María, llena de gracia, su Madre, no se te olvide, eres militante de Santa María.
Para entender lo que hizo David (primera lectura), lo que enseñó Jesús: ”El sábado –el tiempo– se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado” (Evangelio) o lo que dice la carta a los hebreos: “asiéndonos a la esperanza que se nos ha ofrecido”, voy a mostrarte lo que te quiero y lo que quiero de ti: Volcar mi amor ante el odio, la separación, la soberbia y el poder mundano que prescinde de él.

Pidamos ayuda a la Virgen para comprender lo que supone esta invitación y ella nos la concederá.

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