13 marzo 2017. Lunes de la II semana de Cuaresma – Puntos de oración

“Espíritu Santo, ven. Danos tu Luz para que caminemos en Verdad. ¡Alcánzanos la conversión!”
En el día de hoy la liturgia nos propone dos dimensiones para nuestra oración:
  1. Reconocer nuestro pecado. Dolernos de él. Postrarnos ante el Señor, reconocer que nuestra iniquidad, nuestro pecado es hiriente. El pecado siempre hiere a Dios, a los demás y a nosotros mismos. A Dios porque ama el bien y quiere nuestro bien (el pecado es mal); a nosotros porque nos separa de Dios, que es el único capaz de colmarnos; a los demás, porque si hiere nuestra relación con la fuente del Amor y todo bien, ¿cómo pretendes relacionarte con el otro si no estás lleno de la fuente?
  2. La conversión. Pero donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. La historia no termina en nuestro pecado. La historia acaba con la Misericordia de Dios con sólo pedirla, con volvernos al Señor. Dios se sobrepone a nuestro mal y paga al mal con bien, al pecado con perdón, a la rebelión con la piedad… Implorar conversión y pedirle su ayuda.

Las oraciones de la Misa de hoy nos ayudarán a todo esto. Pone de relieve la misericordia de Dios y nuestro deseo de convertirnos al Señor. Convertirnos viene del latín, con- vertere. “Vertere” significa “dar vuelta, y el prefijo “con” significa “completamente”. Así, el sentido de “con- verteré” es “darse la vuelta por completo, cambiar el sentido”. Vamos abocados a la muerte, y al volvernos al Señor, cambiamos el sentido: de la muerte a la vida. La penitencia es, de hecho, pequeñas formas que nos ayudan a fijarnos más en el Señor y menos en nosotros mismos y lo que nos aparta de Él: “nos mandaste mortificar nuestro cuerpo como remedio espiritual, concédenos abstenernos de todo pecado…”, “acoge nuestra oración y líbranos delas seducciones del mundo…”, “que esta comunión nos limpie de pecado…”. ¡Confianza en el Señor, en su Misericordia y su poder, porque Él saca fuerza de lo débil y hace nuestra fragilidad su propio testimonio, haciéndonos fuerte en nuestra debilidad!

Feliz oración. Feliz diálogo de conversión y Misericordia.

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