Dios hoy nos habla del perdón. ¿Por
qué es tan difícil perdonar? Vivimos en un mundo donde el perdón se traduce por
debilidad; para muchos la más alta meta a la que aspiran es a la de "perdono pero no olvido".
Otros determinan que la venganza es la respuesta más justa y destinan muchos de
sus esfuerzos a ello. No es difícil ver que esto ocurre a diario, llenando el
mundo de una espiral de mal. Muchas cabezas llenas de malos pensamientos,
muchas conversaciones de lo mal que está esto o lo otro. Divididos en bandos,
en equipos, en rivalidades. Más que ser de un equipo muchas veces vas en contra
del resto, igual en política, incluso religión o cultura. Jesús viene a
desmontar esta espiral. Y lo hace perdonándonos más de lo que jamás tendremos
que perdonar a nadie. Perdonar ya no es una invitación sino que es justicia. El
perdón no tiene negociación, debemos poner absolutamente todo lo que este en
nuestra mano para llevarlo a cabo porque cada uno de nosotros somos perdonados
de mucho más. Realmente no es tarea fácil, por eso hoy es un día precioso para
pedir la Gracia.
También es un buen día para
plantearnos qué espacios existen para el perdón. Espacios para facilitar el
perdón entre los que tienes más cercanos. Puede que simplemente dejemos pasar
las cosas, pero eso no cura las heridas. Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a
crear espacios para el perdón.
María, madre nuestra, enséñanos a
perdonar como hiciste con los que mataban a tu hijo.