27 marzo 2017. Lunes de la IV semana de Cuaresma – Puntos de oración

Mis queridos hermanos, los milagros de Jesús, y la forma en que los hace, nos conquistan el corazón... Unas veces toca al enfermo.., otras opera en el factor tiempo..., no faltan los que se producen sin que el enfermo lo pida..., y así podíamos seguir haciendo apreciaciones al respecto...
            De todos ellos, los que más me llaman la atención son los que hace a distancia, sin su presencia física, tan solo con el imperio de su palabra, y el deseo de su Corazón... ¡Hoy contemplamos uno de estos…!
            ¿Cuál es el factor fundamental para que el milagro se opere? Siempre es el mismo, la fe, la fe en su palabra... ¡Si creyéramos en Jesucristo con la necesidad de un enfermo, con la carencia de una limitación fundamental, o como la única salida en la vida..., nuestra vida estaría cuajada de milagros...!
            Vamos a meternos en el evangelio de este día como si presentes no halláramos, que diría S. Ignacio de Loyola, para sacar algún provecho...
            1. Asumamos la limitación, la pobreza, la carencia, de algún ser querido, amigo o conocido..., y presentémosla a Jesús, como si fuera nuestra.
            2. Hagamos nuestra la súplica de este padre de familia: "le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose."    
            3. Miremos a Cristo con lágrimas en los ojos, y con el dolor del corazón de este padre de familia: «Señor, baja antes de que se muera mi niño».
            4. Escuchemos la Palabra que consuela y fortalece: «Anda, tu hijo está vivo»
            5. Pongámonos en camino para dar fe del milagro: "El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino…”
            6. Dejémonos invadir por gozo de la gran noticia: "Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía."
            7. Constatemos con alegría, que el milagro se produjo en el momento en que creímos: "Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:
«Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre». El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive»
            8. Y veamos, como otros también creen como nosotros, al ver las maravillas que opera el Amor de Dios: "Y creyó él con toda su familia."

            Quizás te estés preguntando: ¿Y cuál sería el propósito de nuestra oración de hoy...? Muy sencillo, muy profundo, y al mismo tiempo muy alentador... ¡Es necesario creer, no solo para ver milagros..., sino para ser de verdad cristianos, que no es poco milagro…! ¡Creer y ser deben ir de la mano en nuestro caminar diario...! Que así sea...

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