Mis queridos hermanos, los milagros
de Jesús, y la forma en que los hace, nos conquistan el corazón... Unas veces toca al enfermo..,
otras opera en el factor tiempo..., no faltan los que se producen sin que el
enfermo lo pida..., y así podíamos seguir haciendo apreciaciones al respecto...
De todos ellos, los que más me llaman la atención son
los que hace a distancia, sin su presencia física, tan solo con el imperio de
su palabra, y el deseo de su Corazón... ¡Hoy contemplamos uno de estos…!
¿Cuál es el factor fundamental para
que el milagro se opere? Siempre
es el mismo, la fe, la fe en su palabra... ¡Si creyéramos en Jesucristo con la
necesidad de un enfermo, con la carencia de una limitación fundamental, o como
la única salida en la vida..., nuestra vida estaría cuajada de milagros...!
Vamos a meternos en el evangelio de
este día como si presentes no halláramos, que
diría S. Ignacio de Loyola, para sacar algún provecho...
1. Asumamos la limitación, la pobreza, la
carencia, de algún ser
querido, amigo o conocido..., y presentémosla a Jesús, como si fuera nuestra.
2. Hagamos nuestra la súplica de este padre de
familia: "le pedía
que bajase a curar a su hijo que estaba
muriéndose."
3. Miremos a Cristo con lágrimas en los ojos, y con el
dolor del corazón de este
padre de familia: «Señor, baja
antes de que se muera mi niño».
4. Escuchemos la Palabra que consuela y fortalece: «Anda, tu hijo está vivo»
5. Pongámonos en camino para dar fe del milagro: "El hombre creyó en la palabra
de Jesús y se puso en camino…”
6. Dejémonos invadir por gozo de la gran noticia: "Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su
encuentro diciéndole que su hijo vivía."
7. Constatemos con alegría, que el milagro se produjo en el
momento en que creímos: "Él
les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:
«Ayer a la hora séptima lo dejó la
fiebre». El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le
había dicho: «Tu hijo vive»
8. Y veamos, como otros también creen
como nosotros, al ver las
maravillas que opera el Amor de Dios: "Y
creyó él con toda su familia."
Quizás
te estés preguntando: ¿Y cuál sería el propósito de nuestra oración de hoy...? Muy sencillo, muy profundo, y al mismo tiempo muy
alentador... ¡Es necesario creer, no solo para ver milagros..., sino para ser
de verdad cristianos, que no es poco milagro…! ¡Creer y ser deben ir de la mano
en nuestro caminar diario...! Que así sea...