Contemplamos a María como mujer
fuerte. Ella es nuestra protectora contra los desalientos y tentaciones.
Vemos qué equilibrio emocional tuvo
ante las adversidades que se le presentaron en la vida. Esta fortaleza y
constancia la consiguió gracias a su oración sincera del día a día.
Es nuestro personaje central para
contemplar a lo largo de esta cuaresma y meditar y asimilar sus sentimientos.
A ella acudimos en nuestros momentos
difíciles, pidiéndole que nos acerque a la verdad y nos ayude a comprender qué
nos quiere decir su Hijo con las diferentes situaciones que se nos presenten
estas semanas.