Hoy el Señor nos llama a vivir
en profundidad, a purificar las intenciones por las que hacemos las cosas. Nos
invita a que hagamos todo por amor a Dios, sin buscar nada a cambio.
También nos lanza un aviso importante: lo
contrario es la hipocresía.
Con María visitando a su prima Santa Isabel
vemos el ejemplo perfecto de un amor entregado, la prioridad puesta en los
demás. Se olvida completamente de lo que puedan pensar los demás, a pesar de
que se encuentra en una situación socialmente muy delicada ya que puede ser
condenada a pena de muerte. Ella, valiente, hace lo que el Espíritu le inspira:
amar.
Señor ayúdanos a purificar nuestras
intenciones, que seas Tú el centro de toda nuestra vida.
María enséñanos a amar.