Mira el Evangelio, es el mejor
maestro de oración. ¿Qué te parece si invitamos a todos a que lo reciten
contemplando a Jesús y en cómo lo dice, pensando en tantos y tantos que desde
aquel momento lo meditarán? Quizá con la primera palabra, "Padre, ABBA”
sea suficiente. Es tan rica y tiene tanto contenido, que el alma se une a Él y
con Él la dice, y no nos cansaríamos hasta el momento de la muerte de llamarle
Padre para caer en abrazo eterno.
Si es poco, observar a los discípulos en
lección tan magistral, o a los Santos y doctores que al hablar de la oración
han recurrido a este texto de la Escritura y han dicho maravillas porque lo han
vivido en su oración: san Cipriano Santa Teresa...
Podemos acabar: "Tu eres mi Padre y eso
me basta”, aquí están resumidas las siete peticiones que contiene.
La escucha de María, los discípulos, todos los
presentes, tú y yo entre ellos… El Padre lo abarca todo: creo, amo, adoro, pues
es puro amor y me ama... Cuánto y cómo. Para volverse loco y dar gracias,
siempre y en todo lugar. Dios es mi Padre, qué feliz soy, soy hijo suyo, hijo
de Dios, ¿se puede hacer más por mí?
Gracias, amén aleluya.