Después de celebrar la fiesta del Corazón de Jesús, al día siguiente no
puede faltar la celebración del Corazón de María.
Varias veces en el Nuevo Testamento aparece la expresión, refiriéndose a
María: “Y María guardaba todo esto en su corazón”. María sabía retirarse a su
corazón y darle vueltas a todo lo que pasaba en relación con Jesús; todo le
impresionaba pero guardaba silencio meditando todo en su corazón. Las palabras
de Jesús adquirían un nuevo sentido y todo lo comprendía después de madurar
esas palabras en el corazón. Ella, que estaba sin pecado, descubría los matices
más insospechados de las palabras de su Hijo.
En los últimos años ha habido varias apariciones de la Virgen en el
mundo y en todas ellas ha aludido a su corazón de una o de otra manera. En
Lourdes, en Fátima, la Madre nos ha mostrado su corazón y nos ha invitado a
entrar en él; ha sangrado su corazón y con eso nos ha mostrado el sufrimiento y
el dolor que siente por sus hijos.
El corazón de la Virgen debe ser lugar donde vive todo militante. En los
momentos más duros de tu vida, debes acudir a ese corazón. Cuando pidas y reces
por tus compañeros, hazlo desde ese corazón. Cuando te sientas sobrecogido por
la presencia del mal en el mundo, mira al corazón de la Madre y pídele con fe.
Aunque te quedes a vivir en él, nunca te vas a sentir un “okupa” porque María
ha rezado por ti y quiere que vivas en él. Cuando te sientas un incomprendido
en el mundo, en tu familia, entre tus amigos, vuélvete a ese corazón y hallarás
el consuelo que necesitas.
CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA: Ruega por mí.