12 abril 2023, miércoles de la Octava de Pascua. Puntos de oración

De un lisiado de nacimiento cargado a cuestas que va a mendigar nos habla la primera lectura. ¡Ese soy yo! Estoy lleno de parálisis en el alma, en mi vida de fe, esperanza y amor. ¡Soy un lisiado de nacimiento!  Camino, a menudo, en la vida de vuelta. No voy hacia la Resurrección, sino que vivo como si Dios ya hubiera muerto definitivamente; las noticias del mundo y la Iglesia me confunden; los errores y pecados propios y de mis prójimos me desalientan, y fácilmente contagio pesimismo, como si Jesús fuera un ayer y no un hoy, lleno de amor y vitalidad creadora.

¡Soy un lisiado a cuestas que va a mendigar!

¿Qué puedo hacer? Porque Dios quiere hacer el gran milagro conmigo, darme agilidad para vivir de fe y descubrir su presencia y su acción en mi propia vida, para darme la convicción de un testigo de la Resurrección. Porque Dios quiere darme la alegría firme del que busca al Señor y quiere que de mi boca brote la alabanza a borbotones para que la gloria de Dios se manifieste a todos las personas.

¿Qué puedo hacer? Algo sencillo: contarle al Señor mis dudas, decepciones y miedos, como a un amigo que está a mi lado, en mi camino. Presentarle mis llagas en la confesión frecuente. Leer su evangelio y verle que me mira fijamente, con amor. Sentarme a su mesa de la eucaristía y comerle y verle vivo junto a mí y en mí. Oír su palabra poderosa que me instruye en el corazón y me reanima en la esperanza y me hace palpitar de nuevo en la caridad fraterna. Y volver, volver al primer amor.

Archivo del blog