6 abril 2023, Jueves Santo. Puntos de oración

Hoy comienza el triduo pascual, en el que celebramos la Pasión, la Muerte y la gloriosa Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo. Su Pascua, es decir, su paso de la muerte a la vida, de la Cruz a la Luz, es nuestra Pascua, nuestro paso con Él y en Él de la muerte del pecado a la vida de la gracia, a la santidad de los hijos de Dios. Nos hemos estado preparando durante cuarenta días, purificándonos de nuestros afectos desordenados con la oración, el ayuno y la limosna, para llegar a este momento, que es el corazón de nuestra fe cristiana.

Hoy, Jueves Santo, el evangelio nos dice que, en este día, al atardecer, cuando Jesús se sentó a la Mesa con sus discípulos, nos amó hasta el extremo. ¿Por qué? Porque se dio todo entero en la Eucaristía: Cuerpo, Sangre, alma y divinidad. No da algo: se da a sí mismo en el pan y el vino consagrados.

Y se nos dio para regalarnos una vida nueva con Él, en Él y por Él. Para que podamos vivir el mandamiento nuevo del amor que hoy se nos entrega después de la Eucaristía. ¿Cómo puede ser mandado el amor? Porque primero nos es dado. Primero nos dio la Eucaristía y después nos mandó amarnos como Él nos amó. La novedad del mandamiento es esta: que Cristo nos da su amor en la Eucaristía para que amemos como Él. Por eso no hay cristianismo sin Eucaristía: es la fuente de la que todo brota y la cima hacia la que todo tiende: el feliz encuentro con Cristo, la fusión íntima con Él que nos hace uno entre nosotros y edifica su cuerpo que es la Iglesia.

“Haced esto en conmemoración mía”: con estas palabras Jesús instituye el sacerdocio. Sin sacerdotes, no hay Eucaristía. Por eso hoy pedimos también al Señor este don de las vocaciones al sacerdocio en la Iglesia y en nuestra familia espiritual. Gracias por nuestros sacerdotes, gracias por el milagro de la Eucaristía, gracias por el mandato nuevo del Amor.

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