Once hombres. Conducidos al tribunal.
Como Jesús.
-Os prohibimos enseñar en ese nombre. Un Dios prohibido. Suena cercano
en el tiempo, aquí en nuestra patria.
No se atreven siquiera a pronunciar su nombre. Jesús se prolonga en sus
apóstoles. La Iglesia es la continuación de Cristo. Tú eres prolongación de
Cristo.
Hoy, la Iglesia sigue también estando expuesta al juicio del mundo.
En su situación de acusados, los apóstoles continúan siendo testigos.
Ninguna situación, incluso la más desfavorable, nos dispensa de ser apóstoles.
¿Me encuentro yo también, alguna vez, en esa disyuntiva?
Ayúdame, Señor, a decidirme por lo que tú quieres y no por lo que el
mundo quiere.
Dios resucitó a ese Jesús a quien vosotros disteis muerte.
Tiempo pascual.
Tiempo de testimonio y de resurrección.
Tiempo de audacia y de valentía.
Tiempo de esperanza y de certeza: Dios conducirá bien su obra. La obra
de Dios no puede fracasar. La muerte no puede quedar victoriosa. El pecado no
puede vencernos siempre. ¡Es de locos!
Alegrémonos porque ¡Dios resucitó a Jesús! Y nosotros somos testigos.
Santa María de la alegría pascual, intercede para que seamos fieles apasionados de Dios, testigos de Dios entre los hombres; apasionados por sus hermanos, vueltos hacia sus hermanos para dirigirlos hacia Dios.