2 abril 2023, Domingo de Ramos. Puntos de oración

Hoy, Domingo de Ramos, me gustaría que obtuviésemos consciencia de lo que vamos a celebrar próximamente, y que cada uno, dentro del Movimiento, como le toca vivirlo, se sitúe en su particular Semana Santa.

¿Y si tuviéramos que repartirnos los «papeles» de la Pasión entre nosotros? ¿Cuál podría ser mi sitio? ¿Qué personajes se parecen más a mí, encajan mejor conmigo? (puede que más de uno) Repasemos algunos de ellos: 

Si llevas en tu corazón secretos inconfesables, y los escondes para que nadie se entere; si estás en el grupo de Jesús, pero no te has identificado realmente con él y con su causa, no te has hecho de verdad «discípulo», posiblemente hay un Judas “amigo”, comiendo del mismo plato en su mesa, pero al final acabarás entregándolo.

Si has dicho de palabra que darías tu vida por Cristo y por el Evangelio, si te consideras más fuerte y fiel que los demás ("aunque todos fallen, yo no fallaré"), si crees que lo tienes todo claro y se te va la fuerza por la boca... No dudes que dentro de ti hay un Pedro autosuficiente.

Si sabes de alguien hundido en su tristeza y desesperanza, orando al Padre con angustia, buscando una salida, queriendo saber cuál es su voluntad ("¿Con que no habéis podido estar en vela conmigo ni siquiera una hora?"). Si tú mismo no eres fiel en la oración para enfrentarte a tus tentaciones, tal como te advirtió el Señor ("Velad y orad, para que podáis hacer frente a la tentación"), ten por seguro que eres uno de los discípulos que aquella noche se durmieron o huyeron.

Si te ocurre que alguien te pregunta por tu identidad cristiana, por tus creencias, por tus opciones y prefieres esconderte en el anonimato, poner excusas y no dar cara para evitarte complicaciones («¡No conozco a ese hombre!»), la cosa está clara, ¡te pareces mucho a Pedro!

Si te encuentras ante una injusticia, o debieras defender al débil, al descartado, al humillado en sus derechos y prefieres mirar para otro lado; si alguien «cae» en tus manos y tienes ocasión de hacerle algún tipo de daño, burlarte, ponerle en aprietos, acusarle falsamente o sin pruebas, y te sientes con el derecho de juzgar y condenar... Te vendría muy bien el puesto de Anás, Caifás o Pilato.

Si te sientes más cómodo con la religión de las normas, de las obligaciones, de las prohibiciones, de los ritos y cumplimientos en vez del Evangelio del amor; si te preocupa más la piedad y la perfección personal, que el bien de las personas, o la ayuda a quien está perdido o sin salidas en su vida... Si eres capaz de acusar, atacar y despreciar a alguien porque no piensa como tú, serías un estupendo Anás o Caifás.

Si te cruzas con alguien que sufre y camina cargando la cruz de su pobreza, de su marginación, de su dolor, y tú, aunque estás cansado y tienes ganas de llegar a casa y descansar, te das la vuelta y le prestas cualquier tipo de ayuda o alivio, felicidades, porque el papel del Cireneo es el tuyo.

Si encuentras tiempo para acercarte a la cama del enfermo que suda y sufre, para acompañar al anciano solitario o desmemoriado, si sabes acariciar y limpiar el rostro deteriorado por el dolor y la marginación y enjugar las lágrimas aunque no te dejen o no puedas hacer nada más... Eres como "aquellas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo". Como la Verónica, o la Magdalena o la Madre de Jesús.

Si eres capaz de reconocer tus propias culpas, que en tu vida has andado desnortado, que has eludido la justicia, que te has aprovechado de lo que no era tuyo, y pides humildemente perdón.... Podrías ocupar el lugar del «buen ladrón».

Si al mirar el rostro manchado de la Iglesia, sus errores y escándalos, sus incoherencias y pecados, aún eres capaz de reconocer en ella el rostro de Jesús y adorarlo... Eres como el Centurión ante el cuerpo destrozado del Señor.

Si te enteras de alguna persona o familia que lo está pasando mal y te haces cargo de sus necesidades, anónima y calladamente; si pagas alguna de sus facturas, si les echas una mano como sea, si hablas con alguien para aliviar su situación, aunque nadie te lo agradezca.... Habremos encontrado a José de Arimatea.

Puede ser una buena forma de hacer tu oración estos días. Sitúate y vive con Jesucristo la Pasión, para vivir también con Él la verdadera Resurrección.

Archivo del blog