12 diciembre 2011. Lunes de la tercera semana de Adviento – Puntos de oración

PRIMERA LECTURA:

El adivino pagano Balaam había sido llamado por el rey de Moab, Balac, para que maldijera a Israel en su camino hacia la tierra prometida. Pero Balaam no pudo cumplir su cometido. Cuando intentaba maldecir a Israel, el Señor le cambiaba la maldición por una bendición. A la cuarta vez, Balaam pronuncia un oráculo que habla de un futuro rey que habrá de surgir de Israel. Balaam contempla en el futuro cómo de Jacob se levanta una estrella y cómo surge un cetro de Israel. Este oráculo se refiere al rey David quien le da seguridad al reino, al liberarlo de sus enemigos. Pero David es sólo tipo del verdadero rey. Es el Señor que viene a reinar en el corazón de todos los hombres. En Cristo, Hijo de Dios y descendiente de David se cumple plenamente esta profecía. Él se ha convertido en luz que ilumina a todas las naciones; Él es el Camino que nos conduce al Padre; Él es, para nosotros, la fuente de agua que nos da vida eterna. Quien posea su Espíritu no podrá, jamás pasar haciendo el mal, sino el bien, que procede de Dios. Ese es el fruto que Dios espera de quienes creen en Él.

SALMO RESPONSORIAL:

Pedimos al Señor que nos descubra sus caminos para conocerlos y seguirlos, o mejor, seguirlo a Él. Aunque parezca que podamos perdernos en el laberinto de nuestras miserias, sin embargo, quienes confiamos en el Señor, seremos guiados por su Palabra para encontrar el camino de salvación. Dios jamás se olvidará de nosotros, pues el amor y la ternura que nos tiene son eternos. Que abramos nuestro corazón y escuchemos su voz y todo esto desde una actitud humilde y sencilla, porque Él es nuestro Dios y Salvador.

EVANGELIO:

El evangelio de hoy describe el conflicto que Jesús tuvo con las autoridades religiosas de la época después de haber echado a los vendedores del Templo. Los sacerdotes y los ancianos del pueblo quieren saber con qué autoridad Jesús hacía esas cosas como entrar en el Templo y expulsar a los vendedores (cf. Mt 21,12-13). Los sacerdotes están preocupados por el poder y la autoridad con que actúa Jesús. Ha realizado la purificación del templo y este gesto profético los llena de miedo. Temen perder su influjo en la gente. Las autoridades se consideraban dueños de todo y pensaban que nadie poder hacer nada sin su permiso.

Siguiendo el método rabínico de controversia, Jesús les responde a su vez con otra pregunta. Ante el dilema que les plantea Jesús, ellos nos son capaces de acertar con la respuesta ni se atreven a tomar posición frente a la autoridad de Juan. Jesús les muestra así que tiene más autoridad que ellos.

También a nosotros los cristianos del siglo XXI se nos puede preguntar por la autoridad que tenemos para predicar. Nuestra autoridad a través de Jesús que nos ha enviado, viene de Dios. Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino que nuestra tarea es dar testimonio de Quien nos ha amado hasta entregar su vida. Estamos llamados a ser testigos de Dios en medio del mundo.

ORACIÓN FINAL:

Dios y Padre de nuestro salvador Jesucristo, que en María, virgen santa y madre diligente, nos has dado la imagen de la Iglesia; envía tu Espíritu en ayuda de nuestra debilidad, para que perseverando en la fe crezcamos en el amor y avancemos juntos hasta la meta de la bienaventurada esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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