3 diciembre 2011. Sábado de la primera semana de Adviento – S. Francisco Javier – Puntos de oración

“Tus oídos oirán una palabra a la espalda: «Éste es el camino, camina por él»”

Dice san Pablo que la fe viene de la audición y comenta Benedicto XVI que aunque el estudio es necesario necesitamos escuchar el testimonio creyente para creer. En la oración también podemos hacer examen de nuestra fe. Dar gracias por aquellos que nos han dicho una palabra de fe y han suscitado en nosotros esa fe. Dios toca los corazones y suscita personas que dan el buen testimonio cristiano que enciende la fe en los corazones. Llenos de agradecimiento por la fe nos preguntamos cuantas veces hemos dado testimonio de Jesucristo con nuestra palabra; muchas veces lo habremos hecho de forma refleja sin apenas darnos cuenta. Pidamos la gracia de ser testigos de Jesús por la fuerza del Espíritu Santo. También está la realidad consoladora mil veces experimentada de que Dios mismo “quebranta nuestra sordera”.

“El Señor sostiene a los humildes”

En esta gozosa oración de adviento, como corresponde a este tiempo, nos llenamos de confianza en Jesucristo que suscita apóstoles y testigos. Pedimos por intercesión de san Francisco Javier vivir su mismo “itinerario apostólico de la confianza”. Xavier Léon-Dufour en su biografía del santo define con esta expresión su vida. La clave de su asombrosa vida está en su confianza en Jesucristo, en su obediencia de fe.

«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies» «Id».

El evangelio nos exhorta a la oración. Yo veo en esta oración una petición a que todo bautizado viva su ser misionero. Los laicos, sacerdotes, consagrados, todos dispuestos a realizar su parte en la entera misión de la Iglesia; la parte que uno no realice quedará sin realizar pues es la suya y nadie la puede hacer por él, es su gracia, su don, su tarea, su misión y su misterio. La oración nos puede hacer ver esta realidad de nuestra fe y vivirla con gozo por la confianza que el Señor ha depositado en cada una al hacernos partícipes de su misión.

Con san Francisco Javier acudimos a María protagonista del adviento: «Mater Dei, memento mei» (Madre de Dios, acuérdate de mí). Ella es estrella de la evangelización, de la primera y la de todos los tiempos, también de “nueva evangelización” a la que hemos sido convocados. Lo fue para san Francisco Javier y lo será para cada uno de nosotros.

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