Bombardeados por el mensaje consumista de la Navidad necesitamos dejarnos empapar por las lecturas de estos días en la liturgia. Es otro idioma, es otra forma de ver la existencia.
En un primer momento da la sensación de ser muy sosa, demasiado tranquila para la vida que estamos acostumbrados a vivir. Faltan luces, canciones, movimiento, ruido. Pero cuando te acercas y esperas un rato empiezas a oír el verdadero rumor de la navidad.
Párate en tu rato de oración y contempla una vez más la escena más increíble de la historia de la humanidad. Contempla la Virgen, el anuncio del ángel, la propuesta de Dios y la increíble respuesta de María. Ahora sí, ahora empiezo a sentir el verdadero “ruido” de navidad: Dios, compadecido del extravío de la humanidad, viene a entrar de lleno en nuestras vidas.
Ya nunca estaré solo. Gracias Madre.