Me pongo en la presencia de Dios. Hoy víspera de la Inmaculada. Puede que por la noche esté en la Vigilia de la Inmaculada
Festividad de San Ambrosio. Recuerda aquella frase que le dijo este santo Obispo a Santa Mónica cuando iba afligida por la vida que llevaba su hijo Agustín: “Imposible que perezca el hijo de tantas lágrimas”
Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas.
Meditemos la primera lectura. Qué bien nos viene a los educadores y profesores. Se cansan los muchachos estos días de exámenes.
Él da fuerza al cansado, acrecienta el vigor del inválido.
El salmo: Bendice, alma mía, al Señor. Meditarlo despacio. El Señor es compasivo y misericordioso…
En este final de trimestre vayamos al Señor, al estar cansados. Un trimestre de trabajo. Duro. Vemos la vida con dificultad. La crisis humana y espiritual. Nos vemos a nosotros y el Señor me dice: “Mi yugo es llevadero y mi carga ligera.” Pide al Señor que te ayude a llevar la carga. ¿No será que a veces pienso que me olvido? Con Él todo es distinto.
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.”
Vigilemos la sensibilidad.
Contemplamos a Jesús una vez más curando a las multitudes que acudían a El..., y paliando su hambre natural…
Hemos comenzado el Adviento: La gozosa esperanza del que está por nacer.
Que meditemos estos puntos sobre la Vigilia de la Inmaculada. Que vivan la Vigilia los que puedan participar y preparen alegremente la fiesta.
- Vigilancia
- Inocencia
- Guía nuestro camino
- Inquieto por conquistar almas
- Lava todo lo manchado
- Invade el corazón de los pobres
- Alegría contagiosa-
- Ilusión y esperanza.
- Novedad, primera nieve, primera estrella
- Maternidad, divina, desborda en hijos
- Adhesión obediente, fe entera
- Corazón hecho templo, centro del mundo
- Unidad y comunión sin barreras
- Libertad en amor, reina sirviendo
- Aroma de nardo, mirra y azucena
- Don de Dios, para dar, para darse toda
- Aleluya pascual, triunfa la flor, la mujer nueva
Que la Virgen nos ayude a ver cosas maravillosas como el evangelio que celebramos hoy.
“Me da lástima -decía- de la gente; porque llevan ya tres días conmigo y no tienen que comer…”
Vigilemos para no perder la sensibilidad ante las necesidades de los demás..., para que no se nos seque el corazón.