Jacob envía a su hijo José a buscar a sus hermanos.
«Busco a mis hermanos» es el título de una obra de Marko I. Rupnik. Se trata de una lectio divina sobre José de Egipto. La historia de José, vendido y rechazado por los hermanos da una clave para interpretar el acontecimiento del Mesías que vino a los suyos enviado por el Padre y los suyos no lo recibieron. Nuestra conversión cuaresmal puede consistir en buscar a los hermanos y llevarlos al Padre, cada uno sabrá hacer una aplicación concreta. La reconciliación tiene por tanto dos momentos el encuentro en la verdad con el otro (sin rencor, envidia, desconfianza…) y la amistad con Dios restablecida. Esto es posible desde Jesucristo y en Jesucristo que ha realizado la reconciliación universal. Cuando nos embarcamos en esta empresa contamos con el éxito de Jesucristo que se prolonga en tantas personas que han puesto su fe en Él; recordemos las maravillas que ha hecho el Señor.
José y sus hermanos pasaron por una dura purificación hasta que se dio el encuentro definitivo; la Providencia guio los pasos de los acontecimientos para lograr un final feliz. Nosotros no debemos rehuir las purificaciones que la vida nos depara para realizar el fin último de nuestras vidas: la reconciliación con Dios y con los hermanos.
Recordad las maravillas que hizo el Señor. Sal 105 (104)
La experiencia de Israel le lleva a confiar en Dios que es fiel a su alianza. Así este salmo va recorriendo la historia y como el designio de Dios se va realizando. Leemos en este día lo relativo a José. Dios va tejiendo nuestra vida de forma incomprensible.
Es el Señor quien lo ha hecho
La parábola de los viñadores homicidas nos muestra la conciencia que Jesús tenía de sí mismo y de su misión. «Por último les mandó a su hijo» Jesús es el Hijo único que el Padre ha enviado al mundo y los labradores en vez de reconocerle lo maltratan; estamos siempre tentados de no reconocer los mensajes de Dios en nuestra vida y desecharlos. En estos días de cuaresma abramos el corazón a la Palabra de Dios con fe viva. «…lo empujaron fuera de la viña y lo mataron»: a Jesús sacándolo fuera de Jerusalén lo crucificaron; Jesús ve las intenciones de las autoridades y les conmina a la conversión pero su corazón se endurece y planean como acabar con Él. La pasión del Señor siempre ha sido tema de oración para la Iglesia; en estos días podemos hacer nuestra oración con los pasos de la pasión para identificarnos con sus sentimientos y obrar con más amor a Dios y a los hermanos.