Rezamos o cantamos la antífona de cuaresma: Attende Domine
et miserere quia peccavimus tibi. ¡Escucha, Señor, y ten misericordia porque
hemos pecado contra ti!
“Anda, y en adelante no peques más”. ¡Buf, menos mal que
Cristo dijo esto! Imaginémonos que no hubiera perdonado a la pecadora, o que
hubiera dicho que daba igual lo que hiciera, una especie de pelillos a la mar…
No, Jesús sabe lo que dice: “Anda…” es decir, sigue adelante, que yo no te
condeno. Pero, “…en adelante no peques más”. El pecado es una ofensa a Dios, a
un Padre tan bueno, y es muy grave. Pero Jesucristo ha venido a interceder por
los pecadores y darnos el impulso de seguir adelante para, en la medida de lo
posible, no volver a pecar.
Rezar, hoy, puede ser muy fácil si nos dejamos empapar del
perdón de Dios. “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. La
cuaresma es la época de la alegría porque podemos experimentar más intensamente
el perdón de Dios. Una buena confesión nos hace estar más alegres. Ya lo hemos
dicho más veces, pero qué bien poderlo repetir: Dios se complace en perdonar,
es parte de su oficio de Padre misericordioso. De alguna forma le hacemos feliz
a Dios, porque puede emplear su misericordia.
Por otra parte, es bueno emplear un pequeño rato de la
oración en constatar que siempre hay gente mala, interesada en crear mal
ambiente, e instigar denuncias, en acusar pero esconderse o huir cuando le
salpica algo. Hay que saberlo, primero para no ser nunca nosotros uno de esos
escribas o fariseos que eran tan ruines; y, segundo, para identificarlos bien y
no dejarse influir por ellos. Nuestro corazón debe estar libre de todas esas
insidias para poder amar. Jesús era así de libre, y supo responder
acertadamente a la trampa que le planteaban. Pero fue así de hábil porque,
según dice el comienzo del evangelio de hoy, Jesús bajaba de un retiro en el
Monte de Olivos, posiblemente había estado orando toda la noche: (“Al amanecer
bajó al Templo”).A los hombres de oración es muy difícil engañarles o
seducirles con mentiras, verdades a medias o denuncias. Las cosas se miran
desde la óptica de Dios, y esa perspectiva es muy buena para ver y entender las
cosas. La mejor.